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EL CAMBIO QUE NECESITA LA NACIÓN

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La historia de la civilización en México tiene aproximadamente ocho mil años de duración, somos una de las civilizaciones más antiguas del mundo. Este largo tiempo se puede dividir en dos etapas muy diferenciadas. La del mudo del Anáhuac y la del mundo colonial. El México antiguo y el México moderno o como lo llamó Bonfil Batalla, el México Profundo y el México imaginario.

 

Dos tiempos, dos civilizaciones, dos formas de organización social, política y cultural. Dos formas de ver el mundo y la vida, que se han mantenido en permanente conflicto.

 

El México actual tiene apenas 481 años de existir. Se formó a partir de 3 años de guerra de conquista, tres siglos de colonización española y casi dos siglos de colonización criolla. En efecto, entre 1810 y 1821, existió una guerra entre españoles y peninsulares por el poder. Perdieron estos últimos y fueron expulsados de México en 1825.

 

De 1521 a 1821 lo que hoy es México estuvo explotado a favor de la corona española. De 1821 a 1921, la explotación estuvo al servicio de las potencias imperiales de Francia, Inglaterra y Alemania. En 1910, los Estados Unidos alientan y financias una lucha para derrocar al gobierno de Porfirio Díaz y con ello expulsar de México los intereses imperiales europeos, pues ya se había puesto en marcha la doctrina Monroe, “América para los americanos”. De 1921 hasta nuestros días, vivimos en un sistema colonial administrado por los criollos al servicio del capital financiero internacional.

 

En esta segunda etapa (1521-2002), el sistema colonial se ha ido modificando y adaptando a los nuevos tiempos, pero en esencia sigue intacto. El sistema de castas y el racismo, conforman nuestra estructura social y cultural. La injusticia, el despojo y la explotación, conforman nuestro sistema económico. La cultura dominante es la de los extranjeros avecindados o comúnmente llamados criollos; las culturas dominadas o subalternas son las de los pueblos invadidos y vencidos que, en una primera etapa fueron los pueblos indígenas y ahora también lo conforman una inmensa y creciente masa amorfa de mestizos desculturizados, que Bonfil Batalla llama, “indios desindianizados”.

 

En efecto, el sistema colonial a colonizado espiritual y mentalmente a los mestizos en estos 481 años. La educación formal e informal, escolarizada y familiar, la de los medios masivos y la producción de los intelectuales, esta diseñada para que directa o indirectamente, de manera brutal o subliminal, el mestizo desconozca, ignore y desprecie sus raíces, exaltando y defendiendo las raíces de su colonizador-explotador, sea primero España, después Francia y ahora Estados Unidos. Al mestizo se le educa para ser un extranjero ignorante en su propia tierra.

 

Todo esto permite mantener una sociedad de “vencedores y vencidos”, de explotadores y explotados”, de “ricos y pobres”. Donde esta justificada socialmente la explotación de los más capaces sobre los más “tontos” o ineptos. Una sociedad caníbal y brutalmente salvaje. Donde el pez más grande devora al más chico. Entiéndase: el criollo explota al mestizo y el criollo y el mestizo explotan al indígena y todos son explotados y exprimidos por el capital financiero internacional. En una sociedad colonial, nadie se compadece verdaderamente por los explotados. A los hijos se les educa para ser explotadores. Desde el indígena que no quiere que sus hijos aprendan la lengua madre, hasta los criollos que mandan a estudiar a sus hijos al extranjero. Todos en la medida de sus posibilidades luchan, no por acabar al sistema colonial de explotación, sino para tener mayor posibilidad de utilizarlo en su beneficio personal.

 

México y los mexicanos todos, no podremos avanzar para lograr mayores estadios de bienestar y mayor calidad de vida, sí no se extirpa el cáncer del colonialismo. En este país no se ha clausurado, no se ha terminado el periodo colonial.

 

Necesitamos reconocer a la civilización Madre, viva en lo más esencial de nuestro ser individual y nacional. Debemos de darnos cuenta de que tanto los mestizos, como aún los criollos, estamos penetrados profunda y complejamente, sin darnos cuenta, de la milenaria civilización indígena del Anáhuac. Lo que es ilógico es pensar lo contrario. Se imagina al actual pueblo egipcio o hindú, ¡creyéndose culturalmente ingleses! Nosotros, ¡no nos creemos indígenas!. Guillermo Bonfil Batalla en 1986 le enseña a los académicos y a los intelectuales que existe un mundo indígena vivo. El EZLN en 1994 le enseña al país que existen los indígenas y que están más que vivos. Pero ahora lo que la sociedad requiere es DESCUBRIRSE A SÍ MISMA, COMO UNA SOCIEDAD INDÍGENA. Al hacerlo necesariamente se estará dando el primer paso sólido para acabar con el sistema colonial de explotación, que no nos ha permitido verdaderamente avanzar. México necesita antes que nada una REVOLUCIÓN CULTURAL que derribe los anquilosas paradigmas ideológicos en los que se sustenta el colonialismo metal, espiritual, cultural, económico, político y social.

 

El aporte más importante para conformar la nueva sociedad que necesita el país, lo han dado con su sangre los insurgentes indios mayas de Chiapas. Este levantamiento no es armado, ni esta dirigido a derrocar al gobierno. Este movimiento desde una perspectiva histórica, esta dirigido a derribar la ideología colonial y es cultural. El EZLN ha contribuido en mayor o menor manera a cambiar la forma de pensar de muchos mexicanos.

 

El mudo no es más que un “puñado de ideas” dijo el filósofo con mucha razón. Lo que necesitamos imperiosamente es cambiar las ideas de nosotros mismos, de nuestra identidad, de nuestra cultura, de nuestra historia, de nuestra realidad. Tenemos que abrir los ojos y ver lo que nos ha pasado en esos 481 años. Todos los grandes cambios se inician en el interior. Debemos empezar. La historia de la civilización en México tiene aproximadamente ocho mil años de duración, somos una de las civilizaciones más antiguas del mundo. Este largo tiempo se puede dividir en dos etapas muy diferenciadas. La del mudo del Anáhuac y la del mundo colonial. El México antiguo y el México moderno o como lo llamó Bonfil Batalla, el México Profundo y el México imaginario.

Dos tiempos, dos civilizaciones, dos formas de organización social, política y cultural. Dos formas de ver el mundo y la vida, que se han mantenido en permanente conflicto.

 

El México actual tiene apenas 481 años de existir. Se formó a partir de 3 años de guerra de conquista, tres siglos de colonización española y casi dos siglos de colonización criolla. En efecto, entre 1810 y 1821, existió una guerra entre españoles y peninsulares por el poder. Perdieron estos últimos y fueron expulsados de México en 1825.

 

De 1521 a 1821 lo que hoy es México estuvo explotado a favor de la corona española. De 1821 a 1921, la explotación estuvo al servicio de las potencias imperiales de Francia, Inglaterra y Alemania. En 1910, los Estados Unidos alientan y financias una lucha para derrocar al gobierno de Porfirio Díaz y con ello expulsar de México los intereses imperiales europeos, pues ya se había puesto en marcha la doctrina Monroe, “América para los americanos”. De 1921 hasta nuestros días, vivimos en un sistema colonial administrado por los criollos al servicio del capital financiero internacional.

 

En esta segunda etapa (1521-2002), el sistema colonial se ha ido modificando y adaptando a los nuevos tiempos, pero en esencia sigue intacto. El sistema de castas y el racismo, conforman nuestra estructura social y cultural. La injusticia, el despojo y la explotación, conforman nuestro sistema económico. La cultura dominante es la de los extranjeros avecindados o comúnmente llamados criollos; las culturas dominadas o subalternas son las de los pueblos invadidos y vencidos que, en una primera etapa fueron los pueblos indígenas y ahora también lo conforman una inmensa y creciente masa amorfa de mestizos desculturizados, que Bonfil Batalla llama, “indios desindianizados”.

 

En efecto, el sistema colonial a colonizado espiritual y mentalmente a los mestizos en estos 481 años. La educación formal e informal, escolarizada y familiar, la de los medios masivos y la producción de los intelectuales, esta diseñada para que directa o indirectamente, de manera brutal o subliminal, el mestizo desconozca, ignore y desprecie sus raíces, exaltando y defendiendo las raíces de su colonizador-explotador, sea primero España, después Francia y ahora Estados Unidos. Al mestizo se le educa para ser un extranjero ignorante en su propia tierra.

 

Todo esto permite mantener una sociedad de “vencedores y vencidos”, de explotadores y explotados”, de “ricos y pobres”. Donde esta justificada socialmente la explotación de los más capaces sobre los más “tontos” o ineptos. Una sociedad caníbal y brutalmente salvaje. Donde el pez más grande devora al más chico. Entiéndase: el criollo explota al mestizo y el criollo y el mestizo explotan al indígena y todos son explotados y exprimidos por el capital financiero internacional. En una sociedad colonial, nadie se compadece verdaderamente por los explotados. A los hijos se les educa para ser explotadores. Desde el indígena que no quiere que sus hijos aprendan la lengua madre, hasta los criollos que mandan a estudiar a sus hijos al extranjero. Todos en la medida de sus posibilidades luchan, no por acabar al sistema colonial de explotación, sino para tener mayor posibilidad de utilizarlo en su beneficio personal.

 

México y los mexicanos todos, no podremos avanzar para lograr mayores estadios de bienestar y mayor calidad de vida, sí no se extirpa el cáncer del colonialismo. En este país no se ha clausurado, no se ha terminado el periodo colonial.

 

Necesitamos reconocer a la civilización Madre, viva en lo más esencial de nuestro ser individual y nacional. Debemos de darnos cuenta de que tanto los mestizos, como aún los criollos, estamos penetrados profunda y complejamente, sin darnos cuenta, de la milenaria civilización indígena del Anáhuac. Lo que es ilógico es pensar lo contrario. Se imagina al actual pueblo egipcio o hindú, ¡creyéndose culturalmente ingleses! Nosotros, ¡no nos creemos indígenas!

 

Guillermo Bonfil Batalla en 1986 le enseña a los académicos y a los intelectuales que existe un mundo indígena vivo. El EZLN en 1994 le enseña al país que existen los indígenas y que están más que vivos. Pero ahora lo que la sociedad requiere es DESCUBRIRSE A SÍ MISMA, COMO UNA SOCIEDAD INDÍGENA. Al hacerlo necesariamente se estará dando el primer paso sólido para acabar con el sistema colonial de explotación, que no nos ha permitido verdaderamente avanzar. México necesita antes que nada una REVOLUCIÓN CULTURAL que derribe los anquilosas paradigmas ideológicos en los que se sustenta el colonialismo metal, espiritual, cultural, económico, político y social.

 

El aporte más importante para conformar la nueva sociedad que necesita el país, lo han dado con su sangre los insurgentes indios mayas de Chiapas. Este levantamiento no es armado, ni esta dirigido a derrocar al gobierno. Este movimiento desde una perspectiva histórica, esta dirigido a derribar la ideología colonial y es cultural. El EZLN ha contribuido en mayor o menor manera a cambiar la forma de pensar de muchos mexicanos.

 

El mudo no es más que un “puñado de ideas” dijo el filósofo con mucha razón. Lo que necesitamos imperiosamente es cambiar las ideas de nosotros mismos, de nuestra identidad, de nuestra cultura, de nuestra historia, de nuestra realidad. Tenemos que abrir los ojos y ver lo que nos ha pasado en esos 481 años. Todos los grandes cambios se inician en el interior. Debemos empezar.

 

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