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EL PROMOTOR CULTURAL

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La Promoción Cultural es una profesión muy gratificante y al mismo tiempo muy ingrata. Gratificante en tanto que permite el desarrollo espiritual del promotor, pues la Promoción Cultural no es más que el auspicio de los elementos que un pueblo utiliza para desarrollar sus fuerzas espirituales a partir de la sensibilidad y creatividad de sus individuos y las tradiciones, usos y costumbres de la comunidad.

 

 

Ingrata al mismo tiempo pues, en una sociedad en donde el dinero y los bienes materiales son la razón y esencia de la vida, la Promoción Cultural resulta una actividad poco "rentable" y de poco interés social y política. En efecto, el Promotor Cultural en teoría sería el "agente" que estaría encargado de alentar y organizar los procesos sociales, tanto tradicionales como los que la sensibilidad y creatividad de algunos de los ciudadanos, que estuvieran enfocados a desarrollar el potencial espiritual de una comunidad.

 

 

Es por ello que aunque La Promoción y Difusión de la Cultura se encuentra plasmada en teoría en la Constitución como un derecho de los ciudadanos y en los planes nacionales y estatales de desarrollo, como un compromiso del gobierno por lograr a través del Desarrollo Cultural la humanización del Desarrollo Material y Económico, la verdad sea dicha o a los dirigentes no les interesa la humanización del Desarrollo o no entienden el valor espiritual de la cultura en la sociedad.

 

 

Por ello es muy común ver que el gobierno y sus instituciones confundan La Cultura con el arte, en la práctica de las actividades que las instituciones culturales de los tres niveles de gobierno promueven. Además habría que señalar que el arte que promueven en lo general es el Occidental y existe una desvalorización de las manifestaciones artísticas de las culturas autóctonas. Así las artes plásticas, la música clásica, el ballet y el teatro están por encima de las actividades artísticas originarias a las que despectivamente se les señala como "folklóricas" y a nivel sólo de artesanías.

 

 

De esta manera la Identidad Cultural, eje rector del "deber ser" de una Política Cultural, es prácticamente imposible de promover y difundir desde las "bellas artes europeas", por ello se entiende el fracaso en la implementación de una Política Cultural, que puede estar inscrita en los textos gubernamentales pero que en la práctica es letra muerta. Caso concreto, si uno lee los postulados del Plan Estatal de Desarrollo de la presente administración en el quinto acuerdo y los compara con las actividades que desarrolla el Instituto Oaxaqueño de las Culturas, se verá la contradicción.

La Cultura Popular, las tradiciones, fiestas, usos y costumbres, que le dan un rostro propio y un corazón verdadero a un pueblo, son menospreciados por las expresiones artísticas de la cultura europea. Esto conlleva otro problema, que cualquier persona cree poder trabajar en cultura. En efecto, como se piensa equivocadamente que La Cultura y el arte son sinónimos. El que trata de promover el arte, piensa que esta promoviendo la Cultura. Ahí esta el error.

 

 

 

El que promueve el arte es un "promotor artístico", puede ser desde un comerciante del arte o una persona que promueve a cantantes, actores o compositores. Este promotor artístico puede trabajar en Televisa o en una galería y no es con propiedad un Promotor Cultural o con mayor exactitud, como los llama la UNESCO, un "agente del Desarrollo Cultural".

 

 

 

Así mucha gente que ayer era topógrafo, abogado o investigador, con la mano en la cintura afirma que puede trabajar en "cultura", pues "siempre le a gustado el arte" y ese es el verdadero problema. A muy pocas personas no les gusta el arte y todos confunden el arte con la cultura. De lo que resulta que todo mundo puede trabajar en cultura. Pues para la "cultura" nadie necesita estudiar, prepararse o conocer los procesos y elementos culturales.

 

 

Sin embargo, existen países como Francia y Cuba, que la Promoción Cultural es toda una carrera. En efecto, para ser un agente del Desarrollo Cultural se requiere en principio tener una licenciatura, poseer conocimientos básicos de administración, de administración pública, de historia, sociología, antropología, historia del arte, pedagogía y economía. Como se aprecia, llegar a ser un verdadero "agente para el Desarrollo Cultural" implica poseer una amplia percepción de los procesos sociales, históricos y políticos, para poder entender LA DIMENSIÓN CULTURAL DEL DESARROLLO.

 

 

En América Latina existe El Centro Latinoamericano en Desarrollo Cultural, institución financiada por el Gobierno Venezolano, La UNESCO y La OEA, que cada año realizan diplomados intensivos en los que se preparan a promotores culturales del continente en lo que ellos llaman "Gerencia en Desarrollo Cultural" y que para nosotros sería como Dirección en Desarrollo Cultural. Además de pedir una licenciatura como requisito, piden 5 años de experiencia profesional. El CLACDEC esta funcionado pero es insuficiente para atender la demanda de América Latina, es por ello necesario crear un centro de este tipo en México.

 

 

Decíamos al principio que la Promoción Cultural es una profesión muy gratificante y al mismo tiempo muy ingrata. Porque poder desarrollar las fuerzas espirituales como un trabajo, es verdaderamente un placer sublime. Muy ingrata en tanto la profesión es muy desvalorizada por los políticos que no entienden, no dimensionan las posibilidades políticas y sociales de un trabajo de excelencia en la Cultura en una administración gubernamental y finalmente porque los políticos, generalmente ponen al más tonto de sus amigos en cultura.

 

 

Ya que representa "un hueso" de consolación, pues en "la cultura oficial" nunca pasa nada. La cultura para esta clase de políticos es prescindible, es un gasto, esta siempre llena de "gente rara" y conflictiva y no sirve más que para "decorar" un gobierno.
Sin embargo, en el mundo en el que vivimos y de cara al nuevo milenio, la Cultura es de carácter estratégico, especialmente en Oaxaca. La globalización es una realidad que no podemos evadir. La globalización como todo en la vida tiene aspectos negativos y positivos. Para poder "navegar" en los tormentosos mares de la globalización, se requiere dos cosas fundamentales.

 

 

 

UNA BRÚJULA Y UNA ANCLA.

 

 

En efecto, sin estos dos elementos seremos barridos y borrados del mapa de las naciones del tercer milenio. LA BRÚJULA representan los conocimientos para poder tomar las mejores decisiones en un mundo muy competitivo y EL ANCLA representa nuestra Identidad Cultural para poder mantener nuestra conciencia y nuestros milenarios valores, ante la vorágine de deshumanización que nos asecha.

 

 

Así pues, como puede apreciar nuestro amable lector, resulta de lo anterior que; LA EDUCACIÓN Y LA CULTURA, son las herramientas que nos permitirán formar en las futuras generaciones una posición real de un cambio y una vía para sobrevivir ante nuestro incierto futuro. La Herencia Cultural, nuestro Patrimonio Cultural es lo más valioso que tenemos para enfrentar los desafíos del futuro.

En otras palabras, en el conocimiento y valoración de nuestra cultura y nuestro pasado, encontraremos las mejores posibilidades para nuestro futuro.

 

Es por esto que afirmamos que el Promotor Cultural y el aliento al Desarrollo Cultural son la mejor inversión para consolidar la calidad de vida y nuestro futuro. Por ello necesitamos urgentemente de la formación, capacitación y profesionalización de los trabajadores de la Cultura.

 

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