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Ya se cumplen siete años de la muerte del investigador Guillermo Bonfil Batalla y sus ausencias crecen en la crisis del México Imaginario (1998).
En efecto, la actual crisis del sistema es proféticamente señalada en su libro "El México Profundo, una civilización negada" que escribió entre 1985 y 1987, en la tercera y última parte del libro tiene como subtítulo PROYECTO NACIONAL Y PROYECTO CIVILIZATORIO, los temas son I.- El país que hoy tenemos, la quiebra de la ilusión, para fundar una nueva esperanza. II.- Civilización y alternativas, Sustitución, fusión o pluralismo, Civilización, democracia, descolonización, Los caminos del pluralismo, El dilema inevitable.
Como verá el lector, los temas son muy sugerentes para los tiempos que estamos viviendo. Bonfil Batalla se adelantó a su tiempo y desde los ochentas pudo ver el futuro y el conflicto que inevitablemente se acercaba. Alguna ocasión en nos encontrábamos en los portales de Oaxaca desayunando y estaba un plantón del magisterio, hizo una reflexión muy interesante sobre el magisterio indígena y tal parece que hoy se está cumpliendo. Bonfil decía que la fuerza del movimiento de la CENTE era que la mayoría de sus miembros eran indígenas y que actuaban en sus acciones de manera comunitaria.
El mismo problema de Chiapas, al leer el "México Profundo", toma otra nueva dirección. Tiene mayores perspectivas y más profundidad. Gracias a la sensibilidad de Bonfil, muchas personas que en los finales de los ochentas estábamos formulando nuestras propias preguntas, encontramos en él, al maestro, al teórico, al hombre de conocimiento, que nos provocaba a seguir escarbando en nuestras profundidades. Siendo el que escribe director de la Casa de la Cultura Oaxaqueña, había tenido contacto con Guillermo Bonfil en las Reuniones nacionales de Cultura y en algunas regionales que se hicieron en Oaxaca. Sin embargo, a partir de un curso internacional de Promoción Cultural organizado por Luís Garza Alejandro y realizado en la Ciudad de Hermosillo, pudimos pasar de “conocidos” a profundos amigos.
Un memorable domingo en el que los dos vagábamos como fantasmas por los corredores del hotel, al encontrarlo le dije, “Doctor, permítame tres cervezas de su tiempo”, con una sonrisa nos dirigiremos al bar del hotel y a las dos de la mañana, después de relatarle mi teoría sobre que “los mexicanos todos, éramos indígenas con rasgos occidentales (unos más que otros), pero nunca, occidentales con rasgos indígenas que todos querían desaparecer”, Guillermo me habló del libro que en ese momento estaba escribiendo (El México profundo).
De esta forma Guillermo Bonfil, como visionario sentimos su ausencia. Cuando Guillermo Bonfil llegó a la Dirección General de Culturas Populares del CNCA, nos reunió a los Jefes de las Unidades Regionales y comenzó su discurso de esta manera ..."Basta ya de los "rescates culturales", que no son más que actas de defunción de la Cultura Popular".
En efecto Bonfil fue un Jefe muy humano y conocedor de la materia. ¡Quién más que él en Culturas Populares!, Sin embargo su sensibilidad y creatividad se fueron asfixiando hasta el punto que la burocracia lo hizo renunciar. Todavía conservo su carta de despedida de la Dirección y más que al Jefe en Culturas Populares, recuerdo al amigo y maestro, siendo otra de las ausencias.
Recuerdo una vez que estábamos en un Curso Internacional de Promotores Culturales en Lima, Perú. Guillermo Bonfil y Luis Garza entre otros se fueron a tomar unas copas y regresaron en la madrugada al hotel. Guillermo insistía en salir a buscar otro lugar y los demás decidieron recluirse en sus habitaciones. Guillermo en cambio salió a buscar un bar abierto a esas horas. Al rato regresó pues todo estaba cerrado y tomó su llave y al dirigirse en estado etílico a su habitación se equivocó de piso, así que metió la llave en la que debería ser la puerta de su habitación, nada más que en un piso abajo y, por esas casualidades que tiene el destino, la puerta se abrió. Guillermo alcanzó a quitarse la ropa y quedó inmediatamente dormido. Después de un buen rato, medio que tuvo que abrir los ojos y regresar de un pesado sueño, pues una señora gritaba horrorizada, pues al despertarse en la noche ¡encontró a Guillermo durmiendo en su cama!
Guillermo Bonfil era un bohemio consumado, fumaba como chacuaco y el mezcal era su deleite, como deleite era escucharlo en esas noches de luminosas pláticas que invaden sus ausencias.
Recuerdo también una ocasión en que tres “Guillermos” fuimos derrotados por un solo Carlos. Un día Guillermo Bonfil tenía una conferencia en el Museo de la Ciudad de Oaxaca que dirigía Guillermo García Manzano. Aquel viernes llegaba Guillermo en el primer vuelo y le fuimos a recibir Guillermo García y yo al aeropuerto. Al bajar del avión Guillermo venía en entusiasmada plática con Carlos Monsivais, que también tenía una conferencia a la misma hora invitado por el Maestro Francisco Toledo.
Como nadie fue a recibir a Carlos Monsivais lo invitamos "los Guillermos" a desayunar a la Flor de Oaxaca. En la mesa comentábamos que era difícil decidirse por cualquiera de las dos conferencias y....!los tres Guillermos fuimos derrotados por un solo Carlos!, ya que nuestro evento estuvo desairado y el de Monsivais a reventar de gente.
Pero lo que tal vez más se reciente es su ausencia intelectual. Guillermo Bonfil murió justo cuando empezaba a producir. Y no quiero decir que no haya investigado y escrito antes, sino que lo mejor de su producción estaba por venir.
Nos legó La Teoría del Control Cultural, excelente herramienta para los promotores de cultura, que nos permite a través del diagnostico de los Elementos Culturales, hacer menos empírico nuestro trabajo. Nos legó indiscutiblemente su magistral obra del México Profundo, pero esta brillante teoría queda incompleta según la entendemos nosotros.
Guillermo Bonfil en 1987 nos avisa que existe un México Profundo, siete años antes que los indígenas mayas de Chiapas nos dijeran violentamente ¡YA BASTA! En su obra sitúa a los pueblos indios en la palestra de la nación, nos dice que ellos serán parte importante en la conformación de una nueva sociedad. Nos habla de la permanencia de una civilización que el colonialismo quiso dar por erradicada. Nos recordó de sus cíclicos estallidos violentos. Sin embargo muy pocos estuvieron atentos a sus investigaciones. En esos tiempos los indios según la modernidad estaban casi extintos y nosotros a un paso del primer mundo.
Sin embargo, creemos que la primera parte de su trabajo era demostrarle a los mexicanos que la civilización Madre, a pesar de haber sido negada durante quinientos años seguía existiendo y que ocupa un lugar más importante del que creemos comúnmente. Pero la segunda parte de su trabajo sería el demostrarle a la sociedad mexicana que, TODOS EN EL FONDO DE NUESTRO SER SOMOS INDÍGENAS.
Esto podría ser lo más trascendente para la formación del país que todos deseamos para el próximo milenio. Los mexicanos somos un país mestizo pero, nuestro mestizaje tiene su base y sustento en la Cultura Madre y no en la europea, como el colonialismo cinco centenario nos lo ha hecho creer.
Para construir una sociedad justa y democrática, en la que no haya "vencedores y vencidos", no sólo se tiene que reconocer la existencia y los derechos de los pueblos indios de México, sino que la sociedad mestiza tiene que reconocerse a sí misma como indígena, en lo filosófico, en lo ontológico y fundamentalmente en lo espiritual.
En efecto, la percepción del mundo y la vida de los mexicanos, responde más a la herencia de 7500 años de la cultura Madre. Nuestro sentido de la familia, de la muerte, de la amistad, del trabajo, del bienestar, de la educación, de la alimentación, de la espiritualidad y del misticismo, responde más a lo indígena que a lo español, entendiendo que indiscutiblemente somos una sociedad mestiza, que no existe la "pureza" indígena y mucho menos la española.
Es esta, la ausencia intelectual, para nosotros la mayor ausencia que tenemos del brillante y sensible Guillermo Bonfil Batalla. Su obra no está terminada y se requiere como él decía "repensar" nuestra cultura, lo que hemos sido y somos, repensar lo que queremos ser, tanto como individuos, tanto como nación de cara al próximo milenio.
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Comentario a 21 años de su ausencia. (2012)
Ha transcurrido un cuarto de siglo desde que Guillermo Bonfil escribió “El México profundo”. El mundo y el país han cambiado de una manera extraordinaria. El Estado nación de 1987 y su realidad política, económica, tecnológica y cultural, nada tiene que ver con el del 2012. Sin embargo, paradójicamente la tesis fundamental de la obra de Guillermo cobra más fuerza y vigencia.
Frente a la globalización y el capitalismo depredador trasnacional y la debilidad de los gobiernos nacionales, las culturas originarias del planeta tienen las mejores respuestas ancestrales para enfrentar estos desafíos.
Los problemas del mundo parten del abuso y la enajenación, se fundamentan en la pérdida de la conciencia a partir de destruir la Identidad Cultural, que en su más profunda escancia guardan la conciencia espiritual. Ésta pérdida da como resultado la deshumanización del mundo y la vida.
El futuro de México y de los pueblos ancestrales del planeta, es la sabiduría que posee la sabiduría creada en su pasado remoto. Que sigue viva y vigente de una forma u otra. Más allá del superficial “folklor”, sino que se afirma en el “banco genético de información cultural” de los pueblos del mundo.