Felipe vila*
Peridico La Jornada
5 noviembre 2024
En el catolicismo del pueblo mexicano, ningn culto tiene la fuerza y el arraigo que el de la Virgen de Guadalupe. Cada 12 de diciembre, millones de peregrinos visitan su baslica, en el Tepeyac. Das antes, multitudinarias procesiones llegan a la Ciudad de Mxico para ver a la Virgen Morena, darle las gracias por favores recibidos y pedirle proteccin.
El culto a la Guadalupana se remonta a los primeros aos de la Conquista y colonizacin espaola. En el cerro del Tepeyac los antiguos nahoas rendan culto a la diosa Tonantzin, que representaba a la madre tierra. Uno de los fenmenos ms interesantes en la Conquista y colonizacin fue el sincretismo religioso. Los frailes franciscanos, al darse cuenta del culto a Tonantzin, construyeron en la dcada de 1520 una ermita dedicada a la Virgen Mara en el cerro del Tepeyac, buscando sustituir el culto a una diosa indgena a la que consideraban idoltrica. Los indgenas, obligados a profesar una nueva religin, aceptaron esa sustitucin y mantuvieron sus creencias antiguas bajo el manto de la nueva liturgia catlica.
El origen del culto guadalupano proviene de la leyenda que relata cinco milagrosas apariciones de la Virgen Mara al indgena Juan Diego hacia fines de 1531 y la impresin de su imagen en su tilma, quien se la llev al obispo fray Juan de Zumrraga. El sucesor de Zumrraga, Juan Alonso de Montfar, impuls ese culto, as como los virreyes Antonio de Mendoza y Luis de Velasco. No obstante, ninguno de ellos habl de las apariciones.
La leyenda guadalupana proviene de la tradicin oral indgena, sistematizada en el texto Nican mopohua, escrito en nhuatl por el erudito indgena Antonio Valeriano hacia mediados del siglo XVII. Este texto, de gran belleza literaria, relata as la primera aparicin:
?Diez aos despus de tomada la Ciudad de Mxico se suspendi la guerra y hubo paz entre los pueblos, as como empez a brotar la fe, el conocimiento del verdadero Dios, por quien se vive. A la sazn, en el ao de 1531, a pocos das del mes de diciembre, sucedi que haba un pobre indio, de nombre Juan Diego, natural de Cuautitln? Era sbado, muy de madrugada... al llegar junto al cerrillo llamado Tepeycac amaneca y oy cantar? semejaba canto de varios pjaros preciosos; callaban a ratos las voces de los cantores; y pareca que el monte les responda.?
Entonces oy una voz que lo llamaba por su nombre en lo alto del cerro. Subi y se encontr con una mujer:
?Llegado a su presencia, se maravill mucho de su sobrehumana grandeza: su vestidura era radiante como el sol; el risco en que se posaba su planta, flechado por los resplandores, semejaba una ajorca de piedras preciosas, y relumbraba la tierra como el arcoris? Se inclin delante de ella y oy su palabra muy blanda y corts. Ella le dijo: ?Juanito, el ms pequeo de mis hijos, a dnde vas?? l respondi: ?Seora y Nia ma, tengo que llegar a tu casa de Mxico Tlatilolco, a seguir cosas divinas, que nos dan y ensean nuestros sacerdotes??.
?Ella le habl y le descubri su santa voluntad: ?Sabe y ten entendido, t, el ms pequeo de mis hijos, que yo soy la siempre Virgen Santa Mara, Madre del verdadero Dios por quien se vive; del Creador, Seor del cielo y de la tierra. Deseo que se me erija aqu un templo para en l mostrar y dar todo mi amor, compasin, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre; a ti, a todos vosotros los moradores de esta tierra y a los dems amadores mos que me invoquen y en m confen; or all sus lamentos, y remediar todas sus miserias, penas y dolores?.?
En la quinta aparicin, pidi a Juan Diego que llevara flores al obispo. Al entregarlas, apareci la imagen de la Virgen en su tilma, que sera la misma que hoy se encuentra en la Baslica.
La imagen, atribuida al indgena Marcos, es una Virgen Inmaculada. Su tez morena, ojos oscuros y algunos de los smbolos que la acompaan, combina elementos indgenas con espaoles. Como todas las leyendas y mitos, lo importante no es su veracidad histrica, sino su importancia cultural, social, espiritual. Su culto pronto se arraig entre la poblacin indgena y en las familias mestizas y criollas.
La segunda generacin franciscana vio ese culto con recelo. Fray Bernardino de Sahagn lo consider una invencin satnica, pero el episcopado lo apoy, pues se hizo muy popular. Se le atribuan grandes milagros, como terminar con la epidemia de peste en 1554 y curar enfermos de todos los grupos tnicos. Adems, el arzobispo fray Alonso de Montfar hizo suyo el culto en el sermn que pronunci en la catedral el 6 de septiembre de 1556.
Los espaoles, para diferenciarla de Santa Mara Tonantzin, le pusieron el nombre de Guadalupe, una de las advocaciones de Mara ms importantes en Extremadura, Espaa.
La Guadalupana fue venerada como una Virgen indgena, que escogi a uno de los suyos, Juan Diego, para mostrarse. Al mismo tiempo, fue adoptada por los criollos, pues eligi al territorio novohispano para mostrarse. Fue el smbolo de identidad ms importante en la guerra de Independencia. Desde entonces, el culto a la Virgen Morena se consolid como elemento central de la identidad religiosa mayoritaria de la nacin mexicana, que perdura hasta hoy.
* Director general del Instituto Nacional de Estudios Histricos de las Revoluciones de Mxico
Nota de Educayotl
En el texto de un discpulo del criollo Ignacio Taibo II, gur y lder ideolgico y principal asesor de la alta jerarqua de la 4T, nos permite ver de manera crtica, la ideologa criolla que pretende minimizar o desaparecer a la civilizacin del Anahuac, y referir todo el acontecer de los cinco siglos de invasin y colonizacin de los extranjeros avecindados en el Anahuac. Para ?ellos?, los 9500 aos de desarrollo humano de una de las seis civilizaciones Madre del planeta, no tienen ningn valor. Para la ideologa criolla, la creacin de esta nacin empieza con la invasin injusta y sangrienta que pretendi desaparecerla de la conciencia de Ser, de su origen milenario, a los pueblos invadidos, al destruir de manera sistemtica las instituciones, las leyes y las autoridades ancestrales, que son el fruto de miles de aos de experiencia y sabidura, y en su lugar, imponer a sangre y fuego, una forma de vida basada en la violencia, el despojo y la opresin, cultura de la feroz europea y ahora con el tumor cancergeno salida de ella, que son los Estados Unidos.
El autor de la nota es un aspiracionista a formar parte de la lite intelectual criolla. Siendo tan solo un achichicle del idelogo que fuma y toma caca-cola en pblico, que don Andrs, tuvo que mandar modificar la ley interna del Fondo de Cultura Econmica, para que un espaol fuera del director del FCE. En su nota, pretende minimizar la milenaria tradicin de los anahuacas de recibir ayuda de las montaas, que, en algunos casos, se convierten en ?la nariz?, de las cordilleras que penetran los valles. En estos lugares, que en la punta tenan una fuente de agua, que era sagrada, con la cual se podran hacer milagros. El Tepeyac es uno, tal vez el ms reconocido, pero no el nico. El cerro de Huaxyacac, Oaxaca, es otro, as como, Tepeaca, Puebla, que su nombre original es Tepeyacac, con los mismos atributos de ser un espacio para recibir ayuda de la Madre Tierra.
El Mxico Imaginario criollo tiene apenas dos siglos, pretende sobreponerse sobre una milenaria civilizacin a la que niega y pregona ya no existir. Esta civilizacin tiene ms de diez mil aos y representa la esencia de lo que somos, porque, no somos mexicas-mexicanos, nunca existi el imperio azteca, no existe Mesoamrica, no somos indios, ni latinos y menos iberoamericanos. Somos en cambio, un pueblo sin memoria histrica e identidad cultural, somos un pueblo amnsico, ajeno a s mismo, pero en vas de recuperar su conciencia y dignidad. Toltecayotl AC.