El Cem Anahuac, que los colonizados llaman Latinoamérica, está compuesto por una serie de países imaginarios que los criollos han creado en estos dos siglos para su beneficio. Lugares en donde se desprecian a los pueblos ancestrales y se pretende negar su civilización Madre. Países imaginarios, porque nunca han tomado en cuenta, como iguales, a los pueblos que los habitan ancestralmente y que, forman parte de la civilización del Anahuac, desde Canadá hasta la tierra del fuego.
El Cem Anahuac, que los colonizados llaman Latinoamérica, está compuesto por una serie de países imaginarios que los criollos han creado en estos dos siglos para su beneficio. Lugares en donde se desprecian a los pueblos ancestrales y se pretende negar su civilización Madre. Países imaginarios, porque nunca han tomado en cuenta, como iguales, a los pueblos que los habitan ancestralmente y que, forman parte de la civilización del Anahuac, desde Canadá hasta la tierra del fuego.
Estos países han existido solo en el imaginario de sus propietarios, los extranjeros avecindados, que siguen llegando para explotar y depredar, para hacerse ricos, mientras los pueblos ancestrales cada día se hacen más pobres y están excluidos de las inmensas riquezas que de aquí salen a las “madre patria” de los avecindados de doble pasaporte.
España nunca asumió a los criollos como súbditos españoles, y a los pueblos que invadió y las tierras que ocupó durante tres siglos, por más que los nostálgicos del nebuloso imperio español ahora traten de negarlo. La forma más obvia de demostrarlo es que ni siquiera a los españoles que nacían en las tierras ocupadas se les consideraba españoles con todos los derechos. En efecto, los hijos de padres españoles, pero con la desgracia de haber nacido en los territorios invadidos y ocupados, en el sistema de castas impuesto por la corona española, eran considerados españoles de segunda. A los españoles en esta condición se les llamó criollos, los cuales no podían acceder a los puestos más elevados en los virreinatos y las capitanías.
Esta condición duró tres siglos y alimentó un resentimiento de criollos contra gachupines, la cual desembocó en las luchas insurgentes en todas las colonias en el Cem Anahuac a principios del siglo XIX. En Europa los grandes banqueros habían iniciado la caída de las monarquías. Napoleón comenzó con España y no solo invadió sino se llevó prisioneros a los reyes españoles a París. Técnicamente las colonias iberoamericanas eran parte de Francia, pero debido a que, en 1805, en la Batalla de Trafalgar, la armada inglesa derrotó a las armadas de Francia y España, quedando con el dominio total del Océano Atlántico.
Esta fue la oportunidad que necesitaban los criollos del continente para levantarse en contra de los gachupines y crear sus propias repúblicas, como estaba sucediendo en Europa. Esta rebelión fue auspiciada por la ambición y el resentimiento de los criollos, por el trato sufrido en los tres siglos de coloniaje español, en donde los gachupines siempre estuvieron por encima de los criollos.
Los llamados, libertadores de América, todos fueron criollos que estando en Europa se empaparon de la nueva ideología de desaparecer los reinos y crear las repúblicas. Los criollos insurrectos buscaron el apoyo de los pueblos ancestrales, los mestizos y los afromestizos, prometiéndoles la devolución de sus tierras y la libertad. Los ideales y las arengas de los libertadores estaban basados en los reclamos centenarios de los pueblos invadidos, explotados y excluidos del continente.
Debe tenerse en cuenta, para comprender estos movimientos sociales en los territorios ocupados por la corona española, que son producto de una invasión injusta y una acción ilegal. Los criollos le llaman a la invasión-ocupación conquista. Y a los pueblos ancestrales les llamaron indios hasta la fecha. El mito colonizador que los descubiertos no eran seres humanos, sino animales. Por esta situación no tenían propiedades, de modo de que todo lo que encontraban los descubridores era legalmente para ellos. El segundo mito es que los descubiertos son violentos, peligrosos y caníbales, por lo cual queda justificada cualquier medida de coerción para ponerlos en orden y paz. El tercer mito es que los descubiertos son demoniacos y sacrílegos, por lo cual se requiere cristianizarlos y castellanizarlos para incorpóralos a la civilización. Estos tres mitos siguen vigentes, aunque camuflajeados con un supuesto sistema de justicia.
Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. No se puede salir del calabozo de la colonización con las ideas, valores y la narrativa de los carceleros. Descolonizar significa dignificar.