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Ocupan los habitantes de Tezonco cinturón verde para evitar su venta

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Foto El predio fue adquirido por cuatro personas, pero el gobierno debe reponer el terreno que era de la comunidad, advierten residentesFoto Rocío González
Fue comercializado por la CDMX, pese a un acuerdo de que era para servicios urbanos, dicen
Hacen guardias día y noche; organizan labores destinadas a reparar el tejido social
Rocío González Alvarado
Periódico La Jornada
Domingo 23 de abril de 2017.
Desde hace tres años, el predio conocido como el cinturón verde del Molino de San Lorenzo Tezonco, ubicado en los límites de la delegación Iztapalapa y Tláhuac, se ha convertido en un espacio comunitario, donde un grupo de familias busca mediante diversas actividades recomponer el tejido social entre los habitantes de la zona, caracterizada por sus altos niveles de marginalidad y delincuencia.

No obstante, dicho trabajo se realiza en la incertidumbre ante la posibilidad de que sus propietarios tomen posesión del terreno de 15 hectáreas, que a pesar de que en 1993 se emitió un acuerdo en el Diario Oficial de la Federación (DOF) para destinarlo a equipamiento urbano y servicios, fue vendido por las autoridades de la Ciudad de México a particulares.

Rafaela Romo, de la unidad habitacional Nueva Generación, explicó que en el predio se instaló un campamento, donde se hace guardia día y noche para evitar que sea invadido por personas ajenas o por los dueños, que comenzaron un juicio por la ocupación del lugar.

Ellos tienen las escrituras y están en todo su derecho de reclamar. Nosotros lo que pedimos es que el gobierno de la ciudad recupere el espacio del que nos despojó antes de que ocurra un enfrentamiento. Ha venido gente con pistola en mano a amenazarnos para sacarnos, pero no vamos a permitir que se nos arrebate un predio que es de la comunidad, expuso.

Con documentos en mano, detalló que el acuerdo emitido en el DOF fue ratificado en 2008 por las autoridades del gobierno capitalino y la delegación Iztapalapa para la apertura de áreas deportivas, centros de salud, culturales y pedagógicos. Sin embargo, lejos de llevarse a cabo, hace tres años se enteraron de que el terreno había sido vendido a cuatro particulares.

Desde entonces decidieron apropiarse del lugar, que ha sido aprovechado para instalar un huerto urbano. Ahora limpiamos para volver a sembrar. Cosechamos hortalizas y verduras, con las que surtimos dos comedores comunitarios, expusieron los vecinos.

En el lugar también se han habilitado canchas, donde se promueven actividades deportivas, entre ellas futbol para los jóvenes, la mayoría de los cuales abandonan las aulas cuando están en secundaria.

Adriana Lomelí, de 19 años de edad, promotora de este deporte, detalló que en lugar de marginar a quienes han caído en las adicciones o en la delincuencia, queremos atraerlos para que mediante el juego, recuperen el interés de estudiar o trabajar. Cuesta trabajo al principio, pero poco a poco nos vamos ganando su confianza, expresó.

En torno al cinturón verde también se organizan paseos ciclistas y maratones, torneos de box y jornadas para pintar murales.
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Nota de Toltecáyotl:

La cultura ancestral tolteca, conocida como Toltecáyotl, nos puede ayudar para salir de la esclavitud, la injusticia y la ignorancia. Es la organización comunitaria la respuesta a los problemas que vivimos en la actualidad. La pirámide de desarrollo tolteca nos enseña que debemos de enfocarnos en trabajar en los cuatro sistemas para lograr la autodeterminación y el principio de libertad y soberanía. La alimentación, la salud, la educación y la ORGANIZACIÓN, son las bases de la plenitud. No solo es danzando, tatuándose, emplumándose, metiéndose al temazcal y presumiendo que es “un guerrero azteca”. Es mucho más complejo, profundo y difícil vivir “en Toltecáyotl”. El Guerrero y la Guerrera tolteca, no luchan contra nadie, como se ve históricamente, sus “armas físicas eran simbólicas”. La lucha es interior, sus verdaderas y poderosos armas son la conciencia y la responsabilidad. Los únicos “mexicas” (mexicanos) que existen hoy en el Anáhuac, son los tepiteños. Tepito era un barrio mucho antes de la llegada de los invasores europeos. Han resistido quinientos años y son, guerreros de la vida, han desarrollado una cultura de resistencia heroica, digna y ejemplar. La organización es la respuesta, como nos lo enseñan los habitantes de Tezonco, que responde a su “banco genético de información cultural ancestral tolteca”. Descolonizar es dignificar.

 

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