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Entre de Moctezuma a Hernán Cortés, creyendo que él era el embajador de Quetzalcóatl, mentira inventada por Malinche.

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Entre de Moctezuma a Hernán Cortés, creyendo que él era el embajador de Quetzalcóatl, mentira inventada por Malinche.
En la segunda carta de relación, Cortés transcribe lo que Moctezuma Xocoyotzin, les dijo a los Señores tributarios de la Triple Alianza. Esta entrega voluntaria y pacífica, inexplicable al saber los ríos de sangre que corrieron después, solo se entiende por la ambición, brutalidad e ignorancia de los invasores.
La historia se necesita analizar desde una perspectiva descolonizada e imparcial, para entender lo que realmente sucedió. De no hacerlo, estamos condenados a seguir repitiendo estas traiciones a nosotros mismos y esta enorme falta de autoestima, producida por la ignorancia de quienes somos en verdad, de dónde venimos y a dónde nos digerimos, como personas, familias y nación.

De puño y letra escrito por Hernán Cortés, Moctezuma les habla s sus subordinados:
"Hermanos y amigos míos, ya sabéis que de mucho tiempo acá vosotros y vuestros padres y abuelos habéis sido y sois súbditos y vasallos de mis antecesores y míos y siempre de ellos y de mí habéis sido muy bien tratados y honrados y vosotros asimismo habéis hecho lo que buenos y leales vasallos son obligados a sus naturales señores y también creo que de vuestros antecesores tenéis memoria cómo nosotros no somos naturales de esta tierra y que vinieron a ella de muy lejos tierra y los trajo un señor que en ella los dejó, cuyos vasallos todos eran. El cual volvió donde ha mucho tiempo y halló que nuestros abuelos estaba ya poblados y asentados en esta tierra y casados con las mujeres de esta tierra y tenían mucha multiplicación de hijos, por manera que no quisieron volverse con el ni menos lo quisieron recibir por señor de la tierra y él se volvió y dejó dicho que tornaría o enviaría con tal poder, que los pudiese costreñir y atraer a su servicio. Y bien sabéis que siempre lo hemos esperado y según las cosas que el capitán nos ha dicho de aquel rey y señor que le envió acá y según la parte de donde él dice que viene, tengo por acierto y así lo debéis vosotros tener, que aqueste es el señor que esperábamos, en especial que nos dice que allá tenía noticia de nosotros y pues nuestros predecesores no hicieron lo que a su señor eran obligados, hagámoslo nosotros y demos gracias a nuestros dioses porque en nuestros tiempos vino lo que tanto aquéllos esperaban. Y mucho os ruego, pues a todos es notorio todo esto, que así como hasta aquí a mí me habéis tenido y obedecido por señor vuestro, de aquí en adelante tengáis y obedezcáis a este gran rey, pues él es vuestro natural señor y en su lugar tengáis a este su capitán y todos los tributos y servicios que hasta aquí a mí me hacíades, hacedlos y dadlos a él, porque yo asimismo tengo de contribuir y servir con todo lo que me mandare y demás de hacer lo que debéis y sois obligados, a mí me haréis en ello mucho placer". Lo cual todo lo dijo llorando con las mayores lágrimas y suspiros que un hombre podía manifestar y asimismo todos aquellos señores que le estaban oyendo lloraban tanto, que en gran rato no le pudieron responder. Y certifico a vuestra sacra majestad, que no había tal de los españoles que oyese el razonamiento, que no hubiese mucha compasión.

Entre de Moctezuma a Hernán Cortés, creyendo que él era el embajador de Quetzalcóatl, mentira inventada por Malinche.



Y después de algo sosegadas sus lágrimas, respondieron que ellos lo tenían por su señor y habían prometido de hacer todo lo que les mandase y que por esto y por la razón que para ello les daba, que eran muy contentos de hacerlo y que desde entonces para siempre se daban ellos por vasallos de vuestra alteza y desde allí todos juntos y cada uno por sí prometían y prometieron, de hacer y cumplir todo aquello que con el real nombre de vuestra majestad les fuese mandado, como buenos y leales vasallos lo deben hacer y de acudir con todos los atributos y servicios que antes al dicho Mutezuma hacían y eran obligados y con todo lo demás que le fuese mandado en nombre de vuestra alteza. Lo cual todo pasó ante un escribano público y lo asentó por auto en forma y yo lo pedí así por testimonio en presencia de muchos españoles.

Pasado este auto y ofrecimiento que estos señores hicieron al real servicio de vuestra majestad, hablé un día al dicho Mutezuma y le dije que vuestra alteza tenía necesidad de oro para ciertas obras que mandaba hacer y que le rogaba que enviase algunas personas de los suyos y que yo enviaría asimismo algunos españoles por las tierras y casas de aquellos señores que allí se habían ofrecido, a rogarles que de lo que ellos tenían sirviesen a vuestra majestad con alguna parte, porque demás de la necesidad que vuestra alteza tenía, parecería que ellos comenzaban a servir y vuestra alteza tendría más concepto de las voluntades que a su servicio mostraban y que él asimismo me diese de lo que tenía, porque lo quería enviar, como el oro y como las otras cosas que había enviado a vuestra majestad con los pasajeros.
Segunda carta de Relación 30 de octubre de 1520. Hernán Cortés.
Educayotl AC.

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