Tengo de amigo a un distinguido oaxaqueño, quien afirma que la ciudad de Oaxaca es, esencialmente “COLONIAL”, no por sus construcciones, sino por el pensamiento y la ideología de algunos de sus habitantes.
Cuanta verdad y cuanta luz nos da el arquitecto Edgardo Villanueva, porque efectivamente, la ideología de la gente en el poder económico, político, cultural, educativo, es indiscutiblemente colonial.
Leemos en el periódico todos los “festejos” por el aniversario de la elevación de Villa a Ciudad que hicieron los españoles en 1532, pero no se toma en cuenta la fundación mexica de Oaxaca en el año de 1486.
De modo que la visión hispanista y neocolonial de la Ciudad de Oaxaca nos habla de la celebración de 482 años. Sin embargo, la visión anahuaca y descolonizada nos dice que la ciudad está en sus 528 años de fundación indígena.
Por qué no se toma en cuenta la historia y la cultura de los pueblos originarios. Por qué el discurso “oficial” es el hispanista neocolonial. Muy sencillo, porque los que tienen el poder en Oaxaca, piensan con ideas del Siglo XVI.
No es metafórico. El hecho de que el estado de Oaxaca sea uno de los más pobres del país, teniendo tanta riqueza en recursos naturales y tanta mano de obra tan creativa, eficiente y trabajadora, se debe a que, los “poderosos” tienen un pensamiento muy “colonial”, explotador, abusivo y racista. Que no invierte, que no arriesga, que no comparte. Negocios de “horca y cuchillo”. No hay creatividad, innovación, audacia…vamos, no son emprendedores. En España les llaman “peseteros”.
El dramático ejemplo es que los oaxaqueños, tienen que irse de “ilegales” a otro país para tener oportunidades que la ideología colonizadora no les da en su propio estado. Los dueños del poder económico y por ende, el verdadero poder político, no han podido activar una economía que genere riqueza y oportunidades para todos.
Los dueños del dinero en Oaxaca no son zapotecos, mixtecos, triquis, hueves, mixes, etc., son extranjeros avecindados que siguen tenido prácticas de exclusión colonial. Ellos son en gran medida los verdaderos causantes de la pobreza en Oaxaca. Su incapacidad de generar riqueza, su egoísmo y su poca iniciativa para el cambio audaz que requiere las economías modernas. El ganar-ganar, es decir, que todos ganen no opera en los círculos de poder, aquí el cacique toma todo y se está a sus pies o se está contra de él. Más nada.
Por eso los éxitos oaxaqueños tienen que migrar a otras latitudes en donde no existe esta acendrada visión colonial en las relaciones sociales. Vemos oaxaqueños bien establecidos en diferentes estados del país y hasta en E.U., pero no en Oaxaca.
Se ha excluido la gente y la cultura indígena del poder y las decisiones. Y los indígenas que logran “triunfar” en Oaxaca, toman el papel de “colonizador-colonizado”. Hernán Cortés, Alvarado y Malinche siguen vivos en Oaxaca. Para el poder neocolonial criollo en Oaxaca, los pueblos y culturas indígenas son solo Guelaguetza, artesanías, “ruinas prehispánicas” y yopes.
Mientras no se descolonice el pensamiento, las relaciones económicas, políticas, culturales, educativas de Oaxaca, jamás dejará de ser pobre y la injusticia seguirá campeando. Tenemos que dejar de pensar en la libertad, con las ideas del carcelero. Lo difícil no es hacerlo, sino imaginarlo.