Las ciencias sociales han venido siendo “la voz oficial del Estado neocolonial a través de la academia”. A lo largo del tiempo, los investigadores y pensadores, han cumplido cabalmente su función colonizadora, especialmente en las universidades, que son en general, instituciones reaccionarias que pretenden educar en un discurso progresista.
Sin embargo, en los últimos tiempos un puñado de pensadores han formulado una respuesta crítica muy sólida, en la que evidencian el pensamiento colonial y eurocéntrico con el que se han venido construyendo las categorías y discursos que crean y recrean la realidad de los pueblos invadidos y ocupados hasta nuestros días.
De modo que la experiencia histórico-social de los últimos cinco siglos en Latino América ha sido construida con una visión de dominación y explotación de los pueblos y recursos naturales sustentada en una supuesta UNIversalidad creada en Europa y aplicada a todo el mundo, en dónde las culturas y los pueblos no-europeos se han convertido en experiencias “particulares”, imposibilitadas por definición colonial a ser consideradas universales en sí mismas. Este “universal abstracto”, somete y aniquila. Empobreciendo material, intelectual y espiritualmente al ser humano y pretende dar como algo lógico y normal la negación y explotación de los pueblos no europeos.
El “sistema-mundo” está concebido-determinado por los pensadores masculinos de cinco países, -como dice el Dr. Ramón Grosfoguel-, es decir, italianos, franceses, alemanes, ingleses y norteamericanos. Y como señala el Dr. Enrique Dussel, en una visión lineal de supuesta “evolución universal”, que parte del comunismo primitivo, pasa al esclavismo, después al feudalismo, y finalmente llega luminosa a la modernidad y al capitalismo, proceso al que están sometidos inexorablemente todos los pueblos del mundo. La UNIversalidad del pensamiento europeo es cuestionada por el pensamiento crítico, con la visión/concepción de un mundo PLURIversal, en el que caben muchas formas diversas de entender y significar el mundo y la vida.
El eurocentrismo nace apenas a finales del siglo XVII con el Romanticismo Alemán. Federico Hegel afirma que “El Espíritu” en el desarrollo de su libertad nace en la antigüedad en China, pasa de la India, de ahí a Persia, para concebir la cultura grecolatina, génesis de “la cultura universal”, entiéndase, la europea. El Romanticismo Alemán pone en el centro de la historia y la geografía “universal” a Europa, cuando en realidad, la península europea siempre ha sido periférica, salvaje y guerrera, viviendo aislada por miles de años del “mundo antiguo”. En efecto, el centro del mundo y su mar, no es Europa y el Mediterráneo, sino Mesopotamia, India y China, y el Océano Pacífico el vehículo que comunicó al mundo.
Según el cartógrafo alemán Arno Peters, el eurocentrismo pone en los mapamundis a Europa mucho más grande de lo que en realidad es; y además, sitúa al Continente Americano en la parte Este, es decir, en el extremo izquierdo para que de esta manera Europa quede en el centro. Pero la realidad histórico-geográfica, es que América fue ocupada a través del Estrecho de Bering por los pueblos asiáticos en el Norte y por los pueblos de la Polinesia por el Sur, de modo que “aparece en el pluriverso humano” en el extremo derecho, dado que las migraciones viajaron del Oeste al Este. Además de que Europa no es, ni viejo ni continente y menos una civilización con origen autónomo.
El pensamiento eurocéntrico ha tratado de imponer por medio de las armas, el poder económico, tecnológico, y recientemente, el de los medios masivos, una visión de superioridad y universalidad que particulariza y excluye a los demás pueblos del mundo. A la destrucción y negación del conocimiento de las civilizaciones y culturas del mundo, el Dr. Boaventura de Sousa Santo, la llama “epistemicidio”, y el Dr. Ramón Grosfoguel analiza esta práctica perversa del eurocentrismo afirmando que en Tríopli en el año de 1109 los cruzados destruyeron la Biblioteca Dar Al ´llm” (La Casa de la Ciencia), en donde quemaron tres millones de libros y más tarde, 1284 en la Sevilla musulumana destruyeron su biblioteca quemando 500 mil libros y en 1492 la biblioteca de Granda quemando 250 mil libros, cuando en este tiempo, la biblioteca que tenía más libros en Europa apenas llega a mil.
Lo mismo vinieron a hacer posteriormente los europeos a Ixachillan (continente Americano), donde conquistadores, frailes y encomenderos, quemaron, no solamente montañas de amoxtli (libro) de las amoxcalli (bliblioteca), sino también quemaron vivos a los hombres y mujeres de conocimiento para con ello tratar de desaparecer a la Toltecáyotl (la sabiduría e instituciones de los toltecas) que tenía por lo menos 3500 años de desarrollo.
A partir de 1492 se empieza a crear un nuevo orden mundial. La invasión-ocupación y explotación crean al capitalismo, y con él, el mito de la modernidad. Y para justificar y racionalizar este holocausto y epistemicidio crearon el eurocentrismo. Pensadores como el Dr. Pablo González Casanova, Dr. Juan José Bautista, Dr. Aníbal Quijano, Dr. Walter Mignolo, Dr. Hugo Zemelman, entre otros, están construyendo en América Latina una nueva visión del mundo, la vida y los conocimientos generados por los diferentes pueblos originarios. Esta re-construcción, re-planteamiento o re-pensar nuestras culturas originarias, sus valores y principios, están abriendo un mundo plural y acabando con las injusticias cognitivas y el epistemicidio como afirma el Dr. Boaventura de Sousa.