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TEPEYÓLLOTL, "CORAZÓN DE LA MONTAÑA" Y "SEÑOR DEL ECO": EL DIOS JAGUAR DE LOS ANTIGUOS. de Olivier, Guilhem (fragmento) MEXICANOS *

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TEPEYÓLLOTL, "CORAZÓN DE LA MONTAÑA" Y "SEÑOR
<br>DEL ECO": EL DIOS JAGUAR DE LOS ANTIGUOS. de Olivier, Guilhem (fragmento)
<br>MEXICANOS *
<br>
El espacio y el tiempo del jaguar
Según la Historia de los mexicanos por sus pinturas (HMP 1965: 30),
Tezcatlipoca fue el primer sol durante el cual vivieron los gigantes:
"... pasando los trece veces cincuenta y dos años, Quetzalcóatl fue
sol y dejó de serlo Tezcatlipoca porque le dio con un gran bastón
y lo derribó en el agua, y allí se hizo tigre y salió a matar los
gigantes". En el momento de la caída de Tollan, el "Señor del
Espejo Humeante" reiteró esta metamorfosis:
... desterró [Tezcatlipoca] á Quetzalcoatl que en Tulla fué muchos
años señor, porque jugando con él a la pelota, se volvió en tigre, de
que la gente que estaba mirando se espantó en tanta manera, que
dieron á huir, y con el tropel que llevaban y ciegos del espanto
concebido, cayeron y se despeñaron por la barranca del río que por
allí pasa, y se ahogaron ... (Mendieta 1980: 82).
En estos dos textos, la transformación de Tezcatlipoca en jaguar
coincide, ya con el fin de una era, ya con la caída de Tollan que
se concebía a su vez como el fin de una era (Graulich 1988; Olivier
1997: 157-166). Esto corresponde a la función atribuida a esta
deidad, en la perspectiva del fin del mundo. Se contaba que el día
en que Tezcatlipoca llegase a enfurecerse, ese día él derrumbaría
la bóveda celeste, y provocaría la muerte de los hombres (CF Ill:
12). En ese momento, las criaturas maléficas llamadas Tzitzimime
descenderían del cielo y devorarían a la humanidad (CF VII: 27).
A varias divinidades se les ha identificado en las fuentes como
Tzitzimim<; entre ellas a Tezcatlipoca (Codex Telleriano-Remensis 1995:fol. 4 v.). Estas, acompañadas de jaguares, amenazan a los hombres durante los eclipses de sol que anuncian el fin del mundo (Seler 1963: 1, 139; Olivier 1997: 160-161).6 Esta asociación del jaguar con el fin de las eras se constata entre los mayas. Los choles palencanos cuentan cómo, en el momento en que Dios decidió acabar con una humanidad anterior, cubrió el mundo de tinieblas y envió a algunos jaguares a devorar a los hombres (Thompson 1986: 414).

Los lacandones aseguraron a Jacques Soustelle que esos felinos, al
final de los tiempos, descenderían a la tierra para exterminar a la
humanidad ... ¡incluyendo al etnólogo francés! (Soustelle 1936: 169;
ver también Boremanse 1986: 151). En pocas palabras, los mayas
de la época Clásica identificaban al sol nocturno, en forma de un
jaguar, con el noveno señor de la noche, "Kinich Ahau", que "... es
precisamente el noveno dios de la serie y por tanto le corresponde
gobernar las noches en que terminan los grandes periodos de la
cronología maya: katunes, lahuntunes, hotunes y tunes ... " (Rivera
Dorado 1986: 76).

TEPEYÓLLOTL, "CORAZÓN DE LA MONTAÑA" Y "SEÑOR
<br>DEL ECO": EL DIOS JAGUAR DE LOS ANTIGUOS. de Olivier, Guilhem (fragmento)
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El jaguar interviene frecuentemente al final de los ciclos temporales. Varios textos señalan el carácter nocturno de las apariciones del felino, lo cual está corroborado por la etología: en efecto, el jaguar caza en la noche y es entonces cuando aprovecha sus facultades visuales extraordinarias (CF XI: 2). Como octavo señor de la noche, Tepeyóllotl era el regente del signo del día caili ("casa"); sus equivalentes zapotecas (ela, gueela) y maya (akbal) significan "noche" (Seler 1990: 1, 190-192).7 Los mayas de Chiapas, a este signo lo llaman votan, es decir "corazón", "entrañas", dos términos que hacen pensar en la etimología de Tepeyóllotl (Ibid., 1963: 1, 73; Caso 1967: 9). Núñez de la Vega (1988: 275) menciona que esta divinidad estaba encerrada en una cueva, con un tesoro. Seler (1963: 1, 73), y más tarde otros autores (Nicholson 1957: 212-223; Thompson 1985: 73-74) la identificaron con Tepeyóllotl. El signo calli correspondería a la región occidental donde se encuentra la casa en la cual penetra el sol en el ocaso (Seler 1963: 1, 73). Ahora bien, los mayas identificaban al jaguar con el sol nocturno (Rivera Dorado 1986: 75, 193; Thompson 1985: 107; /bid., 1988: 166; Taube 1992: 54). Recordemos que la caída de Tezcatlipoca-Sol se traduce por su transfonnación en jaguar.

Los dioses pueden tomar la forma de Tzitzimime, de jaguares, de serpientes venenosas y de murciélagos (Castillo 1991: 150-151). Thompson (Ibid.) , a quien se le debe un estudio detallado del signo"... que yalam
'animal joven en general, y un pequeño venado en particular', mencionado
en la lista Kaua como augurio de este día (aMa!), puede ser una mala transcrip-
ción de balo.m (1aguar'), aunque como los dioses de la tierra también son los guardia-
nes de los animales, yalo.m podría también ser conveniente",
Identificado o asociado con el sol poniente, y/o con el sol
nocturno,8 se vincula al jaguar con una temporalidad a la vez
nocturna y de fin de ciclo.

El espacio que se le atribuye es variable, desde el cielo noctur-
no hasta las profundidades de la tierra. Los indígenas identifican
su pelaje con el cielo estrellado; por ejemplo, los mayas yucatecos,
usan una misma palabra ek para nombrar a las estrellas y a las
manchas del pel'!ie del jaguar. A veces nombran al felino ekel
mientras los totonacas lo llaman stáku-nisin, es decir "estrellajaguar"
(Thompson 1978: 22; Ichon 1969: 99). Estas concepciones astro-
nómicas están ilustradas por el mito mexica citado anteriormente;
después del episodio de la transformación de Tezcatlipoca en
jaguar, el autor de la Historia de los mexicanos por sus pinturas (HMP
1965: 30) añade: ''Y esto parece en el cielo, porque dicen que la
Ursa maior se abaja al agua, porque es Tezcatlipoca y está allá en
memoria de él." Entonces, podríamos suponer que el "Señor del
Espejo Humeante" habría conservado su forma animal. U na lámi-
na del Códice Bodley (1964: xv, 50) (Fig. 6) fortalece esta hipótesis.
Frente a un templo, en donde se encuentra un instrumento des-
tinado sin duda alguna a la observación del cielo, aparece un jaguar
que lleva en la espalda una casa. Yólotl González Torres (1975:
124) sugiere que se trata de una representación de la Osa Mayor.9
En este contexto, el bulto del felino puede interpretarse como el
glifo del signo del día caUi que patrocina precisamente Tepeyóllotl.
Este glifo está rodeado de dos símbolos de estrellas, símbolos
presentes alrededor de varias representaciones de esta deidad en
los códices (véase cuadro).

El Sol nocturno o estrellas, el jaguar se impone entonces como
modelo de transformación de los astros o de algunas constelacio-
nes nocturnas. La luna no escapa a este fenómeno y las fuentes
concuerdan en la proximidad del astro selenita y del felino.
En los mitos de creación del sol y de la luna en Teotihuacán,
los destinos del águila y de Nanáhuatl, y los de Tecuciztécatl y del
8 La primera fiesta móvil dedicada al sol se lleva a cabo el día nahui ollin
("4 Movimiento") que pertenecía a la trecena ce océlotl (CF 11: 35)_
9 Según Caso (1967: 158), "El glifo 'Bandas Entrelazadas' que según creo podemos
ya traducir por 'tigre' se encuentra abundantemente representado en la cerámica
teotihuacana y aun en las que se han llamado bandas celestiales, lo que no es de
extrañar pues sabemos que el tigre era una constelación azteca que nosotros llamamos
'Osa Mayor'_

Tezcatlipoca residía en el décimo de los trece cielos (Thévet 1905: 23). Ahora
bien, uno de los nombres de calendario de esta deidad era matlactli océrotl ? ? ? ? Jaguar")
(CF IV: 74; Serna 1987: 317). Es probable que los antiguos mexicanos situasen aljaguar-
Osa Mayor en el décimo cielo. El jaguar, están estrechamente imbricados. Este último alcanza demasiado tarde la hoguera divina o incluso se considera incapaz de llevar a la luna hacia los cielos (CF VII: 6; Leyenda de los Soles 1945: 122). En otra versión, "... dicen que cuando aquel que se lanzó en el fuego y salió el sol, un otro se metió en una cueva y salió luna." (Mendieta 1980: 81).

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Tomado de
https://biblat.unam.mx/es/revista/estudios-de-cultura-nahuatl/articulo/tepeyollotl-corazon-de-la-montana-y-senor-del-eco-el-dios-jaguar-de-los-antiguos-mexicanos



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