Llevo cuarenta y cinco años luchando por descolonizar mi mente y, por tanto, la percepción del mundo y la vida, que indiscutiblemente a mis setenta años es colonizada, eurocéntrica, racista e hispanista, no puede ser de otra forma. Decir que ya me he descolonizado, que no tengo un pensamiento occidentalizado sería una gran mentira. Lo que, si es cierto, es que hoy, estoy menos colonizado que al principio, que tal vez, mis nietos se eduquen descolonizadamente, como mis hijos se educaron en la descolonización.
Escribo esto, porque acabo de recibir un correo de un artista colombiano que pretende hacer una obra de teatro para ?descolonizar al público?, sin embargo, su texto está lleno de conceptos eurocéntricos como: Mesoamérica, prehispánico, precolombinos, conquista de México, comunidades nativas de América, indígenas, pueblos originarios, ?la teatralidad precolombina, muy necesaria para adelantar procesos reales en pro de la descolonización de la academia colombiana?.
Entiendo y reconozco su intención de luchar contra la colonización ideológica y cultural de la cual partimos para percibir el mundo que nos rodea y la forma en que tomamos nuestras vidas. Y es admirable su intención y su esfuerzo, pero, definitivamente es titánico el intento. Porque la mayoría de la gente, ni sabe que está colonizada mental y culturalmente, ni le interesa saber ni descolonizarse. Es como la drogacola, todo mundo sabe que es un veneno, sin embargo, todo mundo la sigue consumiendo con singular irresponsabilidad.
Hay dos cosas que me perturban de la gente, una, que siga tomando drogacola y que tiren basura sin la mínima vergüenza. Porque no es un problema de ignorancia, es un problema que nace de la inconciencia y la irresponsabilidad existencial. A mucha gente no le importa en lo más mínimo su salud, ni la salud del planeta. Los problemas que traen su inconciencia son responsabilidad del sistema de salud y del sistema de limpia de las ciudades. Ellos piensan que no les compete cuidarse y cuidar a sus hijos y su familia. Ellos piensan que es el gobierno el que debe de cuidar de su salud y de que las calles, las carreteras, los terrenos, los bosques, las playas estén limpias, que ese, no es su problema. Ellos creen que los culpables de que tengan sus hijos y ellos diabetes, es cosa de Dios, ?porque así lo quiso?. Ellos creen que estar enfermos es cuestión de mala suerte, porque, ellos no son responsables de nada, ellos solo viven ?la chispa de la vida?.
Volviendo al teatrista colombiano y a la colonización mental y cultural que sufrimos. No nos damos cuenta que sigue viva, presente y vigente, una forma diferente de percibir el mundo y la vida. No se acepta la existencia de la Civilización del Anáhuac. Que en este continente existe un choque de civilizaciones desde hace quinientos años. Una visión de que los seres humanos blancos europeos son superiores y que a la naturaleza hay que dominarla, explotarla y transformarla. Mientras que existe otra visión, la que todos los seres vivos somos iguales y por tal, hermanos, que la Tierra es nuestra Madre Querida y que nos debemos a ella, y que, cuidarla, represente un principio de vida civilizada. Mientras la visión eurocéntrica ve al mundo como una posibilidad de hacer riqueza y a los no europeos, como animales peligrosos, sin propiedad privada, demoniacos y caníbales, a los que hay que civilizar, cristianizar, modernizar e integrar a Europa, como centro del mundo civilizado y moderno, como gente subdesarrollada y primitiva.
Por muy grotesca y maniquea que se vea esta descripción, de manera hipócrita, es la que rige en esencia, entre explotadores y explotados, entre vencedores y vencidos, entre modernos y subdesarrollados.
Tratar de entender a los pueblos ancestrales de este continente, que en una heroica lucha de resistencia han podido mantener las bases esenciales de sus culturas, resulta un error hacerlo con el pensamiento occidentalizado, con una academia eurocéntrica, con una visión de superioridad que les permite ?rescatarlos?.
Parece imposible, -para los colonizados-, aceptar que existe otra forma diferente de entender el mundo y la vida, de crear conocimiento que no sea solo por el pensamiento y la razón, que existan otras prioridades humanas en la vida aparte de tener riqueza material y poder sobre los demás. Que subsistan otros valores y principios ancestrales que surgieron a través de miles de años de tener instrucción pública, de no usar dinero, de no tener propiedad privada, donde el bien común este por encima del interés privado, donde la razón de la existencia del Estado sea lograr la conciencia y el desarrollo espiritual del pueblo, como sucedió en el Anáhuac por lo menos durante tres mil años. Esta es una de las razones, por las cuales, el poder económico y político de este país, que está en manos de extranjeros y sus descendientes, no entiende la forma de vivir de las comunidades indígenas y campesinas de este país, y las siguen atropellando y excluyendo, porque ellos tienen el poder y el Estado a su servicio. Educayotl AC. ?Descolonizar es dignificar.