El mundo moderno nace simbólicamente en 1492, con el inicio de la expansión europea a todo el planeta. Primero cayó Abyanahuac, después África y Asia. La modernidad ha pretendido erguirse como la única visión del mundo y la vida, tratando de destruir el milenario pluriverso cultural civilizatorio del planeta, comenzando con las seis civilizaciones más antiguas y con un origen autónomo.
La estructura central y los cimientos más profundos del mundo moderno se encuentran en los tres dogmas y las cinco estrategias de colonización que han aplicado a los pueblos y culturas no europeas. Estos dogmas y estrategias, no solo se dieron en los siglos de colonización en el Anáhuac, el Tawantinsuyu, Egipto y Mesopotamia, o en China e India. En el siglo XX se acrecentaron y potencializaron y en el XXI, especialmente por la tecnología, el mega poder trasnacional en unos cuantos núcleos económicos y el cinismo mundial de los mega bancos, que ejercen un poder supranacional nunca antes visto en el planeta, los dogmas y las estrategias se encuentran en su expresión más intensa y despiadada.
Al partir de que los únicos seres humanos son los europeos, y los demás son animales, sin alma, sin raciocinio ni propiedades, ha justificado a lo largo de estos cinco siglos, el trato deshumanizado y las condiciones de vida infrahumanas en muchos pueblos, culturas y miles de millones de seres humanos. Pero también, el impune despojo de bienes, territorios, aguas, recursos naturales, porque en la ideología colonizadora, se asume que los animales no tienen propiedades, por lo tanto, todo lo que existe fuera de Europa, es para el justo aprovechamiento de los europeos.
El segundo dogma, que implica que los pueblos no europeos son violentos, peligrosos y guerreros, justifica las matanzas y el exterminio de cientos de millones de seres humanos a través de la violencia institucional, por lo que, en el siglo XVI, llamaban los invasores a manera de eufemismo, ?pacificaciones?, entiéndase la represión después de una insurrección por despojo, desalojo o masacre. La aplicación de la violencia, económica, cultural, religiosa, etc. a los no europeos, se convierte en una norma legal y civilizada, aceptada por la conciencia del mundo moderno.
El tercer dogma, que implica que los no europeos son diabólicos, herejes y satánicos, lo que hace necesaria su salvación a través de la cristianización y la incorporación al mundo civilizado, entiéndase, la europeización, que se lleva acabo al aceptar los modelos culturales y existenciales del mundo moderno occidentalizado. Lo que implica la desculturización y el genocidio cultural del planeta dominado por Occidente.
Los cinco dogmas implican la destrucción, supresión y erradicación de la lengua, la memoria, los conocimientos, los espacios y la espiritualidad de los pueblos invadidos y sometidos a la civilización Occidental moderna, colonial, patriarcal, explotadora de seres humanos y depredadora de la naturaleza, para dejarlos: mudos, amnésicos, estúpidos, sin raíz y fanáticos de religiones impuestas.
En síntesis, los dogmas y las estrategias se basan en la violencia, el abuso, el despojo, la injusticia y la explotación de los seres vivos del planeta, para una élite que se le conoce como ?el uno por ciento?. Pero esta violencia, este abuso, esta injusticia, es total y absoluta, desde los niveles más altos del sistema hasta los más bajos. Esta violencia y abuso es la norma y la regla de las relaciones de subordinación en todos los espacios económicos, políticos, sociales, culturales y educativos, del mundo libre.
El objetivo es mantener a los no europeos, a los invadidos y despojados del mundo, por debajo de la condición humana, como animales al servicio de un sistema mundial que enriquece a minorías. Para lograrlo desde hace cinco siglos, pero especialmente en los últimos 50 años, el embrutecimiento, la ignorancia, la enajenación, se potencia en los seres humanos no europeos, a través de las nuevas tecnologías.
En efecto, el ser humano moderno no occidental, es un ser enajenado, fuera de su cultura ancestral, ajeno a sus valores y principios ancestrales, inseguro y violento, temeroso, consumista e individualista, sin un proyecto de vida, sin conciencia histórica, sin sentido comunitario y solidario, oportunista y alevoso, convertido en un colonizado-colonizador.
Así nos quieren, así nos necesita, el neocolonizador, lo mismo en Abyanahuac, que en África o Asia. Somos de esta manera el combustible que mueve esta civilización de muerte, que por cierto?tiene los días contados. Educayotl AC. Descolonizar es dignificar. www.toltecayotl.org