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MODERNO Y ORIGINAL, SER O NO SER... ESA ES LA CUESTIÓN

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La sociedad globalizada y consumista nos exige que seamos - modernos y originales-, para ser aceptados en el dorado círculo de los triunfadores que viven en lo más alto de la pirámide de esta sociedad ignorante y consumista. Ser “moderno” implica dejar de ser tradicional, ser tradicional es ser “folklórico”, naco, yope, peladito, venir de nuestra raíz. En cambio ser “moderno” implica ser como “los de afuera”, es TENER los productos que ofrece “la modernidad” es decir, tecnologías, gustos y preferencias que no son nacidos en esta tierra y producto de nuestro propio desarrollo; por el contrario, la modernidad “se compra” en los grandes almacenes, se importa de Estados Unidos, Japón o Europa. De modo que para ser “moderno” en una sociedad colonizada, se requiere tener poder adquisitivo, es decir, dinero!.

 

El segundo paradigma es el de la “originalidad”. En efecto, la originalidad esta en la clase de “productos” para poder llegar a la modernidad. En el mercado existen muchas marcas y copias de las “marcas”, por lo que se requiere imperiosamente poseer “LA MARCA ORIGINAL” y no la copia pirata o chafa, como dicen los jóvenes. La gente ahora no compra productos para satisfacer una necesidad concreta, lo que compra son “marcas” para satisfacer una necesidad abstracta de estatus. Nuestra gente se uniforma con las marcas extranjeras...!para ser original!

 

Esta necesidad es creada por el colonialismo metal, cultural y espiritual en el que vivimos los pueblos dominados por la penetración económica y cultural. El sentimiento creado desde 1521 es que nosotros no valemos por nosotros mismos, que nada de lo que poseemos tiene valor y que por el contrario, todo lo del invasor, explotador, colonizador, es muy superior a lo nuestro y tiene verdadero valor y gran significado. Cómo nos han enseñado a menospreciar lo nuestro y a exaltar lo ajeno, los mexicanos somos malinchistas. Nuestra mayor aspiración es convertirnos en un explotador colonizador de nuestros propios hermanos. En vez de buscar la liberación de nuestro pueblo, desde 1521, los que logran salir del fango de la esclavitud y la opresión, pretenden convertirse en otro más de los colonizadores explotadores. En vez de enseñarle a sus hijos a sentirse mexicano, pueblo, indígena; los enseñan a sentirse extranjero, elite, criollo. En cuanto la gante ignorante y desculturizada logra tener un poco de dinero, inmediatamente “borra su huella”, se inventa su “abuelito español”, deja el pueblo, cambia su estilo de vida tradicional...“se moderniza”, se pinta el pelo de rubio y se blanquea con cremas y polvos, no se quema la piel en el sol y se comporta de manera afectada, para ser “mmuudeerna”.

 

Los hijos de estos “modernos” prófugos del metate enfrentan la crisis de la “originalidad”, pues ellos ya nacieron en la “!ceudad!”, ya estudian para ser licenciados y necesitan además de vestir “moderno”, ser “originales”. Es decir, diferentes a la chusma de pobres miserables, prietos, cazadores de las económicas marcas piratas.

 

Nuestra gente, gracias a la televisión comercial, fuente fundamental de todas sus aspiraciones, deseos y anhelos; se siente insatisfecha de lo que tiene y de lo que es. Le hacen sentir un permanente estado de frustración y negación, de violencia contenida, de odio y rencor. Le invitan a poseer y ser algo que jamás, podrá ser y tener. Le enseña que en el mudo diariamente existen maravilloso bienes y servicios al supuesto “alcance de sus manos”, tan fácil como “el poder de su firma”. Pero diariamente es más y más pobre. La economía familiar inexorablemente decae todos los días, cada vez es más difícil tener un empleo y cada vez pagan menos. El dinero cada día vale menos y cada día hay más cosas que comprar. El paradigma de la sociedad consumista es “AHORRE COMPRANDO”. Y la gente ve todos los días en la televisión a pura gente guerita, blanca, bonita y feliz. Y todos los días encuentra su entorno oscuro, violento e infeliz.

 

Los animales salvajes tienen el INSTINTO para sobre vivir. El instinto es “información” apropiada de la especie vía la experiencia acumulada de manera genética. Sí un animal pierde el instinto, queda indefenso a merced del medio y muere.

 

Los seres humanos tenemos la CULTURA para sobrevivir. La Cultura es “el conocimiento” acumulado por un pueblo a través del tiempo, que le permite tener el conocimiento para satisfacer sus necesidades materiales y posteriormente satisfacer sus necesidades de “trascendencia espiritual”.

 

Sí a un animal le quitan el instinto... muere. Sí a un ser humano o a un pueblo le quitan su Cultura, queda indefenso ante el MERCADO y es destruido por la miseria espiritual y material.

 

El asunto es que, a los mexicanos mestizos desculturizados, a los indios desindianizados que vagamos a tumbos por los páramos del “laberinto de la soledad”, del que nos habla Octavio Paz. Despreciando nuestra cultura, denigrándola y rechazándola, pero al mismo tiempo, exaltando la cultura ajena y tratando torpemente de ser, algo que jamás podremos ser. Solos, temerosos, desolados, frustrados, resentidos, inseguros, violentos, ninguneados, explotados. Así tienen que vivir aquellos que un día trataron de ser como sus amos explotadores colonizadores, pero que ya no pueden regresar a sus orígenes.

 

Por más blanquitos que los dejen las cremas balanquedadoras, por más rubios que los dejen los tintes para el cabello, por más cosas que compren de importación, por más marcas “originales” que usen, seguirán siendo “indios desindianizados”, ridículo remedo de sus explotadores... que por cierto, siempre los han despreciado y nuca los dejarán entrar, por más dinero que tengan, a sus selectos y cerrados círculos sociales. Despreciando su Cultura Madre, desmadrados. Exaltando sus modelos gringos, despreciados. Siempre huyendo de sus raíces y siempre rechazados por sus modelos. Siempre despreciando a su gente y siempre despreciados por la gente que ellos admiran y copian.

 

Tratando de ser “modernos”, tratando de ser “originales”, quedándose en la ignorancia y lo bizarro. Como extranjeros incultos en su propia tierra. “Ser o no Ser,... esa es la cuestión.

 

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