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LA CULTURA MIXTECA FRENTE A LA CONQUISTA ESPAÑOLA. Isabel Galera Isidoro

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Isabel Galera Isidoro
En 1521, Francisco de Orozco y Pedro de Alvarado realizaron la conquista del valle de Oaxaca sin apenas resistencia, debido a que los españoles aprovecharon la fisura que les ofrecieron las contiendas sucesivas que, a su llegada al valle, sostenían mixtecos, zapotecos y mexicas. Así pues, la transición hacia el dominio de los españoles fue fácil, pues los habitantes de Oaxaca se hallaban familiarizados con este tipo de superposiciones de poder.

Sin embargo, a pesar de la presencia europea, la diversidad política entre la población autónoma del valle continuará manteniéndose. Los señoríos o cacicazgos independientes seguirán en pie, dirigidos como antaño por autoridades indígenas propias, aunque abocadas hacia dos alternativas opuestas entre sí: o bien mantenía su posición privilegiada colaborando con las autoridades españolas y encargándose, como hasta entonces, de canalizar el esfuerzo y la producción de la tierra hacia el pago de un tributo, que en gran medida iría a parar a las arcas del nuevo invasor o, por el contrario, sostenían su posición hacia los recién llegados, estando así condenados hacia la fusión total entre tejiéndose con la masa homogénea y representada en lo que se llamó la “república de indios”. No obstante, no les fue difícil definir a partir de estas opciones. Si la conquista puede ser considerada como un golpe de suerte, la indicación de los europeos en las instituciones indígenas, durante la primera mitad del siglo XVI, fue posible gracias a la ayuda prestada por las élites autóctonas, (Taylor, 1970:4).

Si queremos comprender mejor el entramado de relaciones políticas, económicas y sociales que se van a desarrollar en la primera mitad del siglo XVI es menester referirse, aunque sea someramente, a la situación en la que se encontraba el valle a finales del siglo XIV, y que, en definitiva, configurará el panorama hallado por los españoles.

Alrededor del año 1350 d. de C. puede considerarse iniciado el horizonte V mixteco de Monte Albán. Pero esa fecha no marca el comienzo de la penetración de gentes mixtecas en el valle. Caso (1977:17), apoyándose en el estudio de las genealogías gimnásticas místicas recogidas en los códices, cree que la historia de estos puede remontarse en el tiempo hasta el año 692 d. C.
“… La fecha de penetración. La relación de la capital zapoteca de Zaachila lo sitúa en el año 1281, y nos dice que en esa fecha llegaron en número reducido con motivo de un casamiento. Luego agrega que poco antes de la conquista vinieron muchos más en relación con un segundo casamiento. Un señor mixteca de Yanhuitlán se casó en el segundo caso con la hermana de la esposa del señor de Zaachila, y el señor zapoteca le “dio” el pueblo de Cuilapán para vivir” (Paddock, 1962:473).

Flamery y Marcus (1983:220) creen que esta estrategia matrimonial entre mixtecos y zapotecos suponía, para los primeros, el entronque matrimonial con la élite del valle, y, para los segundos, el enlace con la legitimidad tolteca representada en los mixtecos. Pero a largo plazo, y debido a la lucha de intereses políticos, estos matrimonios se convirtieron en la manzana de la discordia, ya que van a debilitar la coexistencia de la confederación zapoteca centrada en monte Albán, hasta la total caída de esta dos; Ciudad (1980 y 8:226) opina que estos matrimonios dinásticos durante el período postclásico tardío son debidos al proceso expansionista de la sociedad mixteca, y concertándose las citadas alianzas con los señores zapotecos más débiles. Es decir, estos matrimonios supondrían una estrategia política: el avance hacia la tierra de mejor calidad, pues las poblaciones mixtecas ocupaban zonas extremadamente áridas, cuya productividad era limitada. A eso habría que sumar una población en aumento. Ambos factores incidirán en forma directa en la expansión territorial.

Así pues, puede decirse que la llegada de dirigentes mixtecas al Valle de Oaxaca debe entenderse como parte de un proceso general que aceptó a toda Mesoamérica, originado por el empuje hacia el sur de pueblos chichimecas (Armillas, 1987:40-41).

Es importante resaltar que la caída de monte Albán en su fase cuatro marque el fin de la preponderancia política zapoteca en la zona, apareciendo con ello las divisiones regionales. Tampoco este derrumbe del Estado zapoteco es una consecuencia directa de la penetración pausada de los mixtecos. Bernal y Gamio (1934:95), apoyándose en los datos arqueológicos de la excavación de Llaguno, llegaron a la conclusión que tanto mixtecos como zapotecos convivieron pacíficamente en esta ciudad.

Este proceso debería de ser visto como el resultado de tenciones en la estructura interna del propio Estado zapoteco. Durante todo el periodo postclásico los centros zapotecos del Valle -Zaachila, Cuilapán y Matatlán, entre otros muchos-no destacarán de forma individual, aunque pueden definirse más como centros político-administrativos de primer orden. En otros primará el aspecto religioso, pero la simbiosis de ambas facetas, que en tiempos anteriores a uno monte Albán y sobre todo las que basó su preponderancia sobre el resto de las comunidades menos cosmopolitas, no serán heredadas por ninguna ciudad estado zapoteca en este periodo.

Un punto oscuro, y sobre el cual la investigación no arroja datos concluyentes, es el de la presencia mixteca en el valle. Monjas raras-Ruiz (1976:242) atribuye a Moctezuma Ilhuicamina (1440-1469) el inicio de la campaña mexicana en el valle. Buttrtworth (1975:44-45) señala que Coixtlahuaca fue una de las hazañas bélicas más importantes del siglo XV. Por otra parte, Paddock (1966:89) afirma que, a pesar de la información reflejada en las crónicas mexicas que mantienen que el valle de Oaxaca estaba sujeta tributación, excepto tu Tuxtepec, no existe evidencia arqueológica que indique una acción de conquista, ni siquiera una presencia mexicana en el valle. Además, insiste en el que la insurrección de los mexicas en el mismo pudo ser posterior al año 1500, cuando era Huey Tlatoani Ahuízotl (1486-1502). Será con el siguiente Tlatoani, Moctezuma Xocoyotzin, cuando los conflictos bélicos se caracterizarán por ser más duros y acuciantes.

La presencia mixteca en Oaxaca pudo tener un objetivo doble: por una parte, someter a los habitantes del valle al pago del tributo, entrando a formar parte de la esfera económica del imperio; pero, por otra parte, y esta sea quizás la razón de más peso, constituida el deseo de garantizar militarmente la superioridad del intercambio comercial con el Xoconusco bajo dominio V el que en ocasiones no se tributaba únicamente en especie, sino que a veces se demandaba un pago en servicio, que en este caso tenía como función principal mantener abiertas las citadas rutas.

Sea cual fuere el motivo de la incursión, lo cierto es que los mexicas fundaron un cuartel al que llamaron Huaxyacac, cuya creación se atribuye Ahuízotl, y como fuerte fronterizo y aislado fue poblado por gente procedentes de Tenochtitlán, Texcoco y la copa. Su caracterización fue dual, pues actuó a modo de centro de aprovisionamiento para los comerciantes cuyos destinos eran Tabasco (costa del golfo) y el Soconusco (costa pacífica), y gozo, por ello, de una inmejorable posición estratégica hacia estas zonas.

Estos litigios sistemáticos entre mixtecos, zapotecos y mexicas reflejaron situaciones políticas contradictorias. Los conflictos locales mantenidos entre zapotecos y mixtecos, principalmente, tendieron a desintegrar las relaciones tipo político, más o menos estables dentro del valle. El resultado final fue la aludida fragmentación política que afectó una multitud de pequeños señoríos, que, individualmente, no lograron ser lo suficientemente fuertes para imponerse sobre el resto. Por otra parte, era necesario la superación de estos conflictos locales, con alianzas variables de mixtecos-zapotecos, ante un peligro común: la penetración en el valle del poderoso ejército mexicano. En conjunto esta situación de guerra de guerrillas generalizado en Oaxaca facilitará plenamente la conquista del área por las huestes españolas, sin alterar de forma significativa la situación preexistente.
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Tomado de:
https://revistas.ucm.es/index.php/REAA/article/viewFile/REAA9292110105A/24458






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