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LA DEMOCRACIA Y EL FIN DEL MUNDO CONOCIDO.

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LA DEMOCRACIA Y EL FIN DEL MUNDO CONOCIDO.
El mundo en el que vivimos lo crearon los banqueros más ricos de Europa, que cambiaron el antiguo orden dirigido por los reinos y las noblezas. Para ello, crearon el concepto de Estado nación a principios del siglo XIX. La nueva organización creará los países, las fronteras, reglamentará el comercio local e internacional. El objetivo de este nuevo orden no será el ser humano, la familia, la comunidad, la educación, la salud, la espiritualidad; será el DINERO.

Para lograr sus objetivos crearán la democracia representativa, inventarán una nueva ciencia y una nueva profesión que serán la política y los políticos, con sus respectivos partidos políticos que su función es ?partir y dividir? a la comunidad. Los dueños del dinero apuestan a dividir, fragmentar y atomizar a los pueblos. Entre más enfrentados estén más débiles serán ante el Becerro de Oro.

Han hecho creer ?al ser humano moderno?, que la democracia representativa, es una herencia centenaria que viene del mundo grecolatino y que es la forma más avanzada de organización humana. La libertad y la igualdad es el tesoro más valioso de esta democracia, pero en la realidad, es la libertad y la igualdad del zorro en el gallinero. Nunca antes en la historia de la humanidad los seres humanos habían estado más desprotegidos ante el poder, que con la dictadura feroz del Mercado.

LA DEMOCRACIA Y EL FIN DEL MUNDO CONOCIDO.



Lo que no percibimos es que este nuevo orden mundial es necrófilo, que estamos viviendo una civilización de muerte. Que la creación de la riqueza de manera lineal y exponencial ha llegado a su límite, el planeta y los seres humanos están colapsados y al borde de la destrucción. Es una locura en la forma que vivimos. Cómo es posible que hayamos llegado a este punto totalmente inconscientes. Que hayamos perdido el instinto de conservación de la vida y de la preservación de la especie.
El sistema nos ha enajenado, hemos perdido la conciencia y la dignidad de ser seres humanos. El Mercado, la mercadotecnia, los medios masivos de confusión, han inhibido la esencia, lo más preciado de actuar y sentir como seres humanos. Nos han insensibilizado, nos han convertido en objetos desechables de producción y consumo.

La Modernidad y el Mercado lo han logrado a través de destruir los valores, principios y actitudes más esenciales del ser humano y del vivir en comunidad. Han destruido las culturas ancestrales, las culturas populares, las tradiciones, las costumbres comunes y necesarias de los seres humanos. Se destruyó la familia, la maternidad y la paternidad, el hogar, la fraternidad comunitaria, la responsabilidad por el bien común. La disolución de la familia ha sido clave para que todo lo demás caiga con un efecto dominó. Al ser humano moderno no le queda nada, más que el trabajar, consumir y pagar.

En medio de este caos, algunas personas todavía piensan que la política, los políticos y la democracia partidaria, con sus fraudulentas elecciones pueden revertir esta crisis civilizatoria. No se dan cuenta que los dueños del dinero a nivel planetario tienen todo el control y que la democracia es solo una cortina de humano para manejar el planeta a su antojo. Los mandatarios de todos los países, incluidos los más poderosos, están indefensos ante el poder del Becerro de Oro. Los presidentes no tienen el poder, ellos son simples peones de una maquinaria global y si pretenden salirse del orden establecido por el dinero, simplemente los destituyen, los derrocan o los asesinan.

Los presidentes, localmente tienen que servir o compartir el poder con los capitales locales, los carteles políticos y estar al servicio vasallo del capital financiero supra nacional, con los fondos de inversión, los bancos y las mega empresas. Tienen que compartir el poder con los grupos políticos, con los empresarios, los medios masivos de confusión y hasta con los gobernadores de sus países, que se les enfrentan y retan, en medio de la más cínica a corrupción. En efecto, la corrupción es una de las armas más poderosas del sistema, de hecho, el sistema está diseñado para que exista a través de la corrupción. Entre más corrupto sea un país, sus instituciones y sus ciudadanos, más fácil es imponer los designios del Becerro de Oro, porque, el dinero es el que manda y cómo la gente lo único que quiere es dinero, el círculo es perfecto, dinero llama a dinero.

Los políticos son personas sin escrúpulos, ideologías y cleptómanos. Simuladores camaleónicos, van siempre a donde más les convenga, cambian partidos y lealtades, traicionan a quien sea y lo que sea por obtener el poder. Pero, fundamentalmente, los políticos para ejercer su oficio tienen que mentir y engañar a los pueblos, porque la política se hace con dinero y quienes los financian son sus verdaderos patrones. Dicen públicamente servir al pueblo, pero en la práctica están a las ordenes y los intereses de quienes los sostienen económicamente.

El sistema solo se puede mantener produciendo individuos ignorantes con títulos académicos. Pueblos que no conozcan la historia y la cultura de la humanidad, de su civilización y de su país. Personas que rechacen su herencia cultural ancestral. Esta ignorancia crea un gran vacío existencial y espiritual, razón por la cual los ciudadanos de los países más ricos se están suicidando y matando con armas o con drogas. El vacío no lo razonan, solo lo sienten. No lo razonan porque ya no piensan críticamente.
Tal vez, amable lector, pude tomar este texto como pesimista, para evadirse, pero la realidad, los números, las estadísticas, las tragedias humanas, la violencia que cada día tizna a la humanidad, confirma esta realidad que no queremos concientizar. Pero, en especial, el planeta Tierra nos está dando señales que no queremos entender.

Educayotl AC. ?Educar para el futuro con la sabiduría del pasado.

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