Foto? Bonfil Batalla ideó la exposición El maíz, fundamento de la cultura popular mexicana, en 1982, en el Museo Nacional de Culturas Populares, que 20 años después se repitió con el título Sin maíz no hay país.Foto Archivo del Centro de Información y Documentación CID Alberto Beltrán, de la Dirección
General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas
Reyes Martínez Torrijos
Periódico La Jornada
Lunes 19 de julio de 2021, p. 8
Las luchas de Guillermo Bonfil Batalla en la defensa del maíz y de las culturas indígenas perviven; esos elementos hoy más que nunca representan una esperanza de vida y de supervivencia para millones de personas ante las crisis climática, de salud y sociopolítica que vivimos, sostiene su amigo y activista social Gustavo Esteva.
Los pueblos originarios, que defendió tanto Bonfil, son nuestra fuente principal de inspiración. Lograron resistir y no se moldearon de la misma manera por las distintas modernizaciones; conservaron tradiciones y maneras de enfrentar estas crisis profundas.
El colaborador de La Jornada sostiene que el antropólogo, quien falleció hace 30 años, ocupó un lugar prominente en las luchas de los años 80 del siglo pasado por cuidar el maíz que se extendieron hasta ahora contra el neoliberalismo que, de manera abierta y dramática, se dedicó a acabar con ese grano, pues lo considera una ilustración del atraso.
Esteva relató que varias veces comentó con Bonfil: El maíz no existía en nuestro país; es creación de nuestros ancestros en diálogo con la naturaleza, pero al hacer el maíz, también nos inventó. Por ello, cuidarlo, y lo que significa en México, sigue siendo un reto de enorme importancia.
Relata que el modelo que se adoptó por muchos años fue el de Estados Unidos, donde se decía que solamente con 2.5 por ciento de la fuerza laboral se producen alimentos para el mundo. Aquí tenemos ocupados en el campo la tercera parte de la fuerza laboral. Se sostenía que México no podía ser un país moderno.
Además del reiterado abandono del campo, menciona Esteva, se quiso sacar a los campesinos del campo para que sean sustituidos por los agricultores modernos y otras opciones, como entregarlo a las mineras o a intereses que lo destruyen.
Su pensamiento se renueva
Guillermo estaba en la primera línea de las luchas contra gobiernos insensatos al servicio de esos intereses, desde todas las tribunas que pudo ocupar: en la academia, en el campo, con pueblos indios, en la celebración de rituales y en tribunas públicas al más alto nivel.
Gustavo Esteva menciona que el ideario de Bonfil Batalla está logrando renovarse de forma muy especial. Lo que caracterizó a este país en un siglo fue la migración del campo a la ciudad y, por primera vez, en los años recientes, más personas salen de la Ciudad de México que las que entran.
Bonfil Batalla ideó la exposición El maíz, fundamento de la cultura popular mexicana (1982) en el Museo Nacional de Culturas Populares, que 20 años después se replicó con el título Sin maíz no hay país, la cual funciona aún como divisa de un amplio movimiento de defensa de ese grano y su significado cultural para México.
El periodista Luis Hernández asevera que en ese contexto, Bonfil y Gustavo Esteva reivindicaron que nuestra cultura está estrechamente relacionada con la producción de maíz, que nuestra riqueza y diversidad cultural están asociadas con la milpa.
Agrega que entendían el maíz como todo un sistema económico donde se asocia con la calabaza, el frijol, los quelites y todo tipo de hierbas medicinales y alimenticias. Y se le defiende. Se pone por delante esta asociación con nuestra diversidad cultural a la que hay que conservar frente a las posiciones de los tecnócratas.
El antropólogo argentino Miguel Alberto Bartolomé, amigo y colega de Guillermo Bonfil, dice que el maíz no solamente es un elemento material y alimento sino que es un elemento simbólico presente en toda la sociedad mexicana, sobre todo en la rural. Por eso Guillermo realizó la exposición, que derivó en ensayos de autores de indígenas reunidos en varios volúmenes.