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LA ASTRONOMÍA PREHISPÁNICA EN MÉXICO Jesús Galindo Trejo

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LA ASTRONOMÍA PREHISPÁNICA EN MÉXICO Jesús Galindo Trejo
Instituto de AstronomíaUniversidad Nacional Autónoma de México.
Astronomía y calendario en Mesoamérica

Desde tiempos inmemorables una de las actividades humanas que ha fo-mentado fuertemente la curiosidad científica ha sido la observación del cie-lo; de hecho, gracias al conmovedor estímulo visual de la bóveda celeste ya la perspicacia del hombre se lograron plantear las primeras explicacionesracionales del entorno cósmico de la Tierra. Éste complementaba y servíade marco al mundo accesible al hombre y en cierto sentido se considerabauna región particularmente importante sólo de injerencia divina. Las cosasdel cielo jugaron un papel fundamental en la evolución cultural de todaslas civilizaciones de la antigüedad. En particular, en el área mesoamerica-na como resultado de la esmerada observación del firmamento numerososconceptos celestes se implantaron en los ámbitos civil y religioso.

La importancia de la Astronomía en el México prehispánico puede reconocerse en gran cantidad de vestigios culturales como códices, estelas, cerámica,pintura mural y en infinidad de informaciones registradas en las fuentesetnohistóricas, asentadas no sólo por los cronistas españoles, sino tambiénpor indígenas que escribieron en su propio idioma. Otro aspecto esencialrelacionado con la práctica astronómica fue el desarrollo de un sistemacalendárico que hizo posible el funcionamiento ordenado de la sociedad.En Mesoamérica a partir del período Formativo temprano se establecieronlas bases del calendario que regiría por varios milenios. Desde entonces seconsideró al calendario tan importante que se identificó con una dádiva delos dioses. El movimiento aparente de los astros no sólo estableció la pautaen la definición del calendario, sino también introdujo un ordenamientoen el paisaje que sirvió para fundar, trazar y orientar no sólo estructurasarquitectónicas sino ciudades enteras.

Siendo el Sol el astro más brillante y el más cómodo de observar ensu movimiento aparente, fue reconocido como una deidad fundamentalen el panteón mesoamericano, dador de luz y calor, se consideraba comola esencia misma del movimiento. Los mexicas lo llamaron Tonatiuh quesignifica ?aquél que va calentado e iluminado? y se festejaba su fiesta enel día Nahui Ollin de la cuenta calendárica, es decir en la fecha cuatroMovimiento que a la vez era su nombre calendárico. Algunos estudiososhan interpretado este nombre como las cuatro posiciones extremas quealcanza el disco solar al salir y ponerse en los días de ambos solsticios. Precisamente una representación de este dios es la que se encuentra enel centro de la llamada Piedra del Sol y aparece enmarcada por su glifocalendárico.

Los eclipses solares fueron registrados por los observadores mesoameri-canos, en códices y crónicas aparecen pictórica- o textualmente descritos. Se designaban como el ?Sol comido? o ?mordida de Sol? o alternativa-mente el ?Sol muerto? o ?Sol enfermo? dependiendo del idioma de quese tratara. En el códice maya que se encuentra en la ciudad alemana deDresden se tiene un conjunto de páginas registrando cuentas de días queseñalan el número de días entre un eclipse y otro; también se plasmarondibujos mostrando el glifo del Sol pendiendo del cielo, obscurecido y apunto de ser devorado por un animal a manera de serpiente emplumadao dragón. Las fechas asentadas en estas páginas corresponden a eclipsesreales, observados no todos desde tierra maya. Este testimonio pictórico,que da cuenta del nivel de avance alcanzado por los mayas en el cálculo deeclipses, parecería no haber sido único. En códices prehispánicos y colo-niales frecuentemente se registran eclipses de acuerdo al nombre genéricocitado anteriormente. Probablemente un eclipse total de Sol en el año de1325 fue la señal que sorprendió a los mexicas para fundar su ciudad deTenochtitlan, durante casi 200 años de vida independiente los mexicas novolverían a admirar un fenómeno celeste semejante. El águila posada sobreun nopal devorando a una serpiente podría interpretarse como una representación ideográfica del fenómeno; el lago donde se encontraba el islotedonde crecía dicho nopal recibía el nombre del Lago de la Luna y el águilaera la expresión simbólica del Sol.

El movimiento aparente, regular y predecible, del disco solar sirviópara generar el calendario mesoamericano pero adicionalmente la cuentasolar fue combinada con otra de carácter ritual. La primera de 365 días,organizada en 18 períodos de 20 días cada uno más 5 días de ajuste, corríasimultáneamente con la segunda de sólo 260 días. Esta última, llamadacuenta de los destinoso Tonalpohualli, consistía de 20 períodos de 13 días;de acuerdo a la fecha del nacimiento de un niño esta cuenta determinabasu futuro. Claramente, después de un inicio simultáneo, rápidamente estascuentas se desfasaban y solamente después de 52 años de 365 días ambascuentas de nuevo coincidían. En tales ocasiones se celebraban grandesfiestas para conmemorar el fin e inicio de tal período calendárico. Nóteseque en este número de años, el Tonalpohualli completaba 73 ciclos de 260días. Es decir, se tiene la relación 52×365=73×260.

Cada año solar era nombrado por medio de uno de cuatro glifos de losveinte disponibles y un numeral que corría del 1 al 13. Una dificultad aquíes que en dos períodos de 52 años, años diferentes podrían poseer el mismonombre. Esta incertidumbre intrínseca durante la época clásica fue resueltamagistralmente por los mayas. El sistema de numeración mesoamericanaes vigesimal y para expresar cualquier cantidad, los olmecas, zapotecos,teotihuacanos y mayas, utilizaron una notación llamada de punto y barra,donde el punto indica la unidad y la barra el cinco. Los mayas clásicosusaron una notación posicional de tal forma que expresaban cualquier fechaen función del número de días que habrían transcurrido desde un momentoinicial en la cuenta del tiempo. Los estudiosos han establecido que la fechade inicio equivale al 13 de agosto del año 3114 a.C. Así, a través de cincocoeficientes, acompañando cada uno, en principio, a alguna potencia de20, se expresa tal cantidad de días la que puede hacerse corresponder a unafecha en el calendario actual. A este sistema de fechamiento se le conocecomocuenta larga. Los mayas escribieron fechas en códices, estelas yen la pintura mural, esto ha permitido, en caso del registro de eventosastronómicos, la identificación de sus circunstancias celestes exactas.

La Luna, Metztli en náhuatl, siendo el astro más brillante en la noche,no parece haber alcanzado la importancia del Sol, sin embargo también fuedeificada, Tecuciztecatl para los mexicas, los mayas la identificaron con ladiosa Ixchel. Como en otros pueblos antiguos, en Mesoamérica la Lunase identificó con el conejo y el elemento acuático. Probablemente esto sedebió a la semejanza del perfil del roedor con el de los mares de la Luna.Así también se registró su período de observación a través de sus fases yla relación que tiene este período para la ocurrencia de eclipses. Uno delos pocos pueblos que tuvo a la Luna como deidad principal fue el otomí oñañhú, además existieron ciudades con su nombre como Metztitlán, ?en ellugar de la Luna?.

El objeto celeste de apariencia estelar más brillante es el planeta Venus,para los mesoamericanos fue de excepcional importancia, se le designócomo ?la gran estrella?, Huei Citlalin en nahuatl o Noh Ek en mayayucateco. Debido a que su órbita alrededor del Sol está dentro de la dela Tierra, este planeta muestra dos épocas en las que no se puede observar,cuando pasa entre nosotros y el Sol y cuando se encuentra atrás de éste;entre una desaparición y otra, sólo se puede observar poco antes de quesalga el Sol, como Estrella de la Mañana y poco después de que se ponga elSol como Estrella de la Tarde. El período sinódico de Venus, que es la sumade los días de observación y de invisibilidad, alcanza el valor de 584 días.Justamente en varias páginas del códice de Dresden los mayas registrarondicho período y sus múltiplos, así como las cuatro estaciones de visibilidade invisibilidad en términos de las fechas dadas en el calendario ritual. Enestas páginas, además del glifo de Venus, aparecen deidades asociadas aéste atacando a personajes y animales; se consideraba que el momento enel que aparecía por primera vez, después de pasar enfrente del Sol, eranparticularmente peligrosos sus rayos luminosos. Otros códices mixtecos,como el Borgia y el Vaticano, también tienen páginas donde se registranlas estaciones características de este planeta. En Tenochtitlan existía untemplo dedicado a Venus, llamado Ilhuicatitlan, en el que el sacerdote-astrónomo registraba el momento de su primera aparición. Quetzalcoatl eraidentificado con la Estrella de la Mañana, mientras que su gemelo Xolotlcon la de la Tarde. En Chichén Itzá existe un pequeño templo, conocidocon la Plataforma de Venus que muestra en sus tableros una importanteecuación astronómica-observacional que relaciona la conmensurabilidadde los períodos sinódicos de Venus y del Sol. En el estilo del Centrode México aparece un atado de cañas, con el que se conmemoraba elcompletamiento de ambas cuentas calendáricas; arriba del atado se labróel glifo panmesoamericano del año solar, una especie de A entrelazada,y a su alrededor el numeral 8 dado por ocho pequeños círculos. A unlado aparece una gran estrella reluciente, es decir, Venus junto a una barracorrespondiendo al numeral 5. La escena la completa una gran serpienteemplumada o Kukulkán en maya yucateco. La interpretación es obvia yaque 8 años solares de 365 días igualan a 5 períodos sinódicos de Venus de584 días. Es decir, cada 8 años solares podemos admirar a este planeta enla misma posición respecto al fondo estrellado. En el códice de Dresdentambién se pueden reconocer tablas donde se registra el período sinódicode los otros planetas visibles a simple vista.

Otros fenómenos celestes esporádicos como los cometas, designadosgenéricamente como ?estrella humeante?, Citlalin Popoca en nahuatl oBudz Ek en maya yucateco, fueron registrados en los códices. Generalmen-te se les atribuía una influencia maligna, sin embargo a menudo el nom-bre era utilizado por personajes importantes, como por ejemplo uno de loscuatro soberanos que gobernaban Tlaxcala a la llegada de los españoles.

El cielo nocturno fue observado con esmerado cuidado y en ocasiones seseñalaron las direcciones fundamentales de la bóveda celeste. Por ejemplo,la llamada Estela 18 de Monte Albán, de más de cinco metros de altura, esun paralelepípedo erguido sobre una pequeña plataforma, sus dos carasanchas muestran varios glifos no interpretados hasta ahora. Justamenteambas caras están alineadas hacia el norte del cielo, en la actualidad unafotografía de larga exposición coloca a la Estrella Polar fija sobre una caray muestra a las estrellas cercanas girando alrededor de este eje celeste. Lascaras angostas, aproximadamente a noventa grados, indicarían la direcciónastronómica oriente-poniente.

Como todos los pueblos antiguos, los mesoamericanos también reco-nocieron agrupaciones de estrellas identificándolos con imágenes de dei-dades, objetos y animales. Sin embargo, cada región identificó diferentesconstelaciones. A este respecto, las fuentes etnohistóricas registran muypocas, por ejemplo, los mayas veían en Orión a una tortuga con tres es-trellas en el caparazón; en cambio, para los mexicas se trataba de un Ma-mahuaztli, o el instrumento para obtener el fuego por fricción. Al cúmuloestelar de las Pléyades, los mexicas le llamaron Tianquiztli, el mercado,por la aglomeración de estrellas semejante con la de personas en ese recin-to. Para los mayas se trataba del cascabel de una serpiente. Tal vez un caso en el que la mayoría de las designaciones coincide es la constelación delEscorpión en la parte sur del cielo. Así, en muchos códices se represen-ta a este arácnido en contextos celestes, curiosamente a menudo apareceasociado a Venus, tanto en pintura mural como en estelas.

La Vía Láctea, la galaxia en la que viajamos junto con nuestro Sol,se percibe en la noche obscura como una ancha franja de luz tenue, setrata según los mexicas de la Mixcoatl, o ?serpiente de nubes?. A lo largodel año diferentes regiones de la Vía Láctea se pueden observar y sudisposición en la bóveda celeste cambia en el transcurso de la noche. Losmayas la concibieron como un gran monstruo del cielo, Itzamná, cuyasfauces coincidían con la bifurcación cercana a la constelación del Águila. En otras ocasiones, la Vía Láctea mostraba una apariencia que semejaba ungran árbol sagrado para los mayas, una ceiba, que se consideraba el AxisMundi del Universo.

Fenómenos espectaculares y muy raros, como la explosión de superno-vas pudieron ser observados y registrados por los escudriñadores del cielomesoamericano. Los teotihuacanos desde la ciudad de Xihuinco, al norestede su capital, registraron a través de marcadores punteados labrados en dosrocas, no sólo la dirección celeste sino también la apariencia y fecha delsurgimiento de una supernova en el siglo IV d.C. en el centro de la colade la constelación del Escorpión; esta explosión también fue registrada porastrónomos chinos que la describieron como más brillante que la estrellamás brillante del cielo, Sirio.

Estrellas fugaces y lluvia de estrellas también fueron registradas en códices, se les nombró Citlalin tlamina, o ?estrella flechadora? y se consi-deraban peligrosas porque podían herir a animales y a humanos. Inclusoel caso de piedras caídas del cielo, es decir, meteoritos, aparece asentadoen los códices. Un fenómeno atmosférico como las auroras boreales, luzemitida por las moléculas del aire en la atmósfera alta al ser bombardeadaspor partículas muy energéticas provenientes del viento solar, también fueregistrado como Mixpamitl, o ?bandera de nubes?. Otro fenómeno espec-tacular descrito por los observadores mesoamericanos fue la luz zodiacal. Se trata de un gran resplandor nocturno en forma triangular que se yerguesobre el horizonte oriente y poniente como resultado del reflejo de la radiación solar en un gran disco de polvo cósmico que gira entorno al Sol; dicho polvo proviene generalmente del material que se desprende de los cometas y asteroides. La observación puede darse antes del amanecer opoco después de la puesta solar en una atmósfera transparente. En códicesmexicas se registra un caso excepcionalmente llamativo de luz zodiacalque se interpretó como presagio de acontecimientos funestos.

Arquitectura, urbanismo y cosmovisión

Un aspecto fundamental que refleja la importancia de la Astronomíaen Mesoamérica fue la práctica generalizada de orientar estructuras arqui-tectónicas hacia la salida o puesta de diversos astros en ciertos momentosculturalmente significativos. Ciertamente, como en otras culturas de la Antigüedad, en Mesoamérica se erigieron grandes edificios alineados a los solsticios y equinoccios, sin embargo, analizando gran cantidad de casosresulta fácil concluir que ésta no fue la situación generalizada para la mayoría de las estructuras más importantes por su tamaño y trascendenciaritual.

Para latitudes mesoamericanas se da un fenómeno astronómico queconsiste en que dos veces al año, cuando el disco solar alcanza su máximaaltura se sitúa en el cenit; arriba de nuestras cabezas, entonces los rayossolares caen verticalmente y la sombra de los objetos coincide con su basey ?no hay sombra?. Este momento fue considerado como muy importante,igualmente la salida y puesta solar en esas dos fechas. Cuándo sucedetal fenómeno tan llamativo depende de la posición geográfica donde seencuentre el observador; así por ejemplo, en Tenochtitlan sucede el 17 de mayo y 26 de julio, en cambio, en Monte Albán sucede el 8 de mayo y el 5 de agosto. Así, se construyeron cámaras obscuras en cuevas naturales acondicionadas con mampostería, como en Xochicalco, o dentrode edificios, como en el Edificio P de Monte Albán para precisar justamentelos días en los que los rayos solares inciden a plomo sobre la Tierra. Másadelante veremos cómo estos recintos de observación fueron ajustadosen su geometría interna para lograr efectos de luz en ciertos momentoscalendáricamente muy importantes para toda Mesoamérica.

Un ejemplo admirable de una orientación astronómica, no sólo de unedificio sino al mismo tiempo de una ciudad, lo tenemos en la ciudadsagrada de Quetzalcoatl, Cholula. Esta pirámide, por volumen la másgrande del mundo, está alineada a la puesta solar en el día del solsticiode verano. Por otra parte, las calles actuales y antiguas de la ciudad sonparalelas a la base de la pirámide y señalan al mismo lugar en el horizontedonde el Sol lo toca en ese momento astronómicamente tan importante.

El juego de pelota o Tlachtli constituye una de las características dela cultura mesoamericana, frecuentemente aparece en los códices comoescenario donde se enfrentan deidades celestes opuestas. En la gran canchadel juego de pelota de Xochicalco se puede constatar que en el día delos equinoccios, a lo largo de los marcadores circulares de las paredesparalelas, el disco solar en el ocaso coincide con el centro de éstos.

El paso cenital del Sol sirvió para indicar la asociación solar del llamadoTemplo 5 de la ciudad maya de Tulum en la costa del Caribe. Este temploaún conserva en su interior restos de pintura mural con representaciones deldios solar Kin y de la diosa de la Luna Ixchel en sus aspectos de juventudy vejez, enmarcados por una banda celeste. En la parte superior del vanode entrada al templo aparece una deidad descendente elaborada en estuco;precisamente el frente de este edificio está orientado hacia el ocaso solaranunciando el arribo del día del paso cenital en Tulum.

En Mesoamérica se construyeron edificios especializados para indicar, através de sus diversos elementos arquitectónicos, direcciones en el paisajedonde se daban eventos astronómicos involucrando a varios objetos celestes a la vez. Quizás el ejemplo más célebre sea el llamado Observatorio deEl Caracol en Chichén Itzá. Se trata de un edificio circular erigido sobredos plataformas, los cuatro vanos de acceso al interior, las tres ventanas ensu parte superior, los ejes de simetría de sus dos escalinatas así como losvértices de ambas plataformas, en la época de uso de esta estructura, seña-laban hacia posiciones en el horizonte donde el Sol sale y se pone en mo-mentos importantes como solsticios y equinoccios, donde la Luna alcanzasus paradas mayores, y el planeta Venus su extremo sobre el horizonte, asícomo salidas y ocasos de algunas estrellas muy brillantes.

Una clase particularmente útil de observatorio para calibrar el año solarse puede encontrar tanto en la Plaza de la Estela de Xochicalco como en elGrupo E de Uaxactún, en Guatemala. Se trata de dos estructuras enfrenta-das, donde el observador se coloca en una y hacia la otra tendrá que todaslas posiciones del Sol a lo largo del año coincidirán con algún elementoarquitectónico del de enfrente en el momento de la salida solar. Así, el díadel equinoccio el disco solar saldrá a lo largo del eje de simetría del edificiode enfrente y en cada solsticio, el Sol se desprenderá alternativamente decada uno de los extremos del mismo edificio. Justamente el tener un hori-zonte ?controlado?, ajustado al movimiento aparente del astro rey, permitecalcular y ajustar el año solar a su duración real de 365 días y casi 6 ho-ras. De usarse la aproximación de dicha duración con sólo número enteros, la coincidencia de la posición solar con los elementos arquitectónicos seperdería en el transcurso de pocos períodos de cuatro años.

Al analizar la orientación de las más importante estructuras arquitectónicas mesoamericanas se encuentra que, en su mayoría, la alineación solarde ellas se da en dos fechas en el año que no corresponden a solsticios nia equinoccios y tampoco al día del paso cenital del Sol. Lo interesante esque tales alineaciones pueden darse simultáneamente en estructuras sepa-radas geográficamente por muchos cientos de kilómetros y correspondien-do a épocas de construcción muy distantes entre sí. Incluso en esas fechaspuede suceder alguna hierofanía1en ciertos edificios que incrementará laimportancia ritual atribuida al momento por medio de un juego de luz y sombra. Hasta ahora pueden identificarse tres familias de esta forma peculiar de orientar edificios en las que el evento solar, transformado en unescenario espectacular, anuncia la llegada de aquellas fechas. Para ilustraresas familias de alineación se describirán algunos ejemplos representativos.

La gran Pirámide del Sol de Teotihuacan define, a través de su orienta-ción y junto con la Avenida de los Muertos, la traza urbana de la ciudad. Sueje de simetría señala en el horizonte montañoso hacia la posición dondeel disco solar se pone en los días 29 de abril y 13 de agosto. Careciendode significado astronómico estas fechas más bien se pueden entender comode especial significado cultural. Son fechas que dividen al año solar de 365días en una relación de cuentas de días expresadas por alguna de las carac-terísticas numéricas del sistema calendárico mesoamericano. Así a partirdel alineamiento solar de la pirámide el 29 de abril, deben de transcurrir52 días para que el Sol alcance el solsticio de verano. Después de otros 52días, llegará la segunda alineación de la pirámide el 13 de agosto. Este díainicia otra nueva cuenta en la que el Sol, tarde tras tarde, se va poniendomás hacia el sur, en diciembre alcanza el solsticio de invierno y a su regreso, el 260avo ocaso corresponde justamente con el 29 de abril del siguienteaño. Recuérdese que 52 es el número de períodos solares que deben detranscurrir para que ambas cuentas calendáricas coincidan nuevamente. Laritual de 260 días entre tanto habría completado 73 ciclos. En esas fechascalendáricas suceden a lo largo de toda Mesoamérica alineamientos solaresde estructuras arquitectónicas muy importantes. Aquí algunos ejemplos: el Templo de los Jaguares en la Cancha del Juego de Pelota de Chichén Itzá, el Edificio de los Cinco Pisos en Edzná, el Templo Mayor de Tula, el Observatorio Circular de Mayapán, la Casa E de Palenque, etc. El observa-torio cenital en Xochicalco está acondicionado para que el primer día en elque penetran los rayos solares a su interior sea precisamente el 29 de abrily el último después del cual ya no puedan entrar, porque el Sol se encuentrademasiado al sur, sea el 13 de agosto. Un aspecto sumamente interesante esque esta fecha corresponde precisamente al inicio de la cuenta larga mayacitada con anterioridad.

Otra familia de alineaciones solares puede ilustrarse con un edificioparticularmente importante para la historia de México: el Templo Mayorde Tenochtitlan. Esta pirámide doble dedicada al dios solar Huitzilopochtliy al de la lluvia, Tlaloc, era una de las estructuras más altas a la llegadade los españoles; su altura era comparable a la de las torres de la CatedralMetropolitana. Su orientación corresponde al eje de la traza de la Ciudadde México, a lo largo de las calles de Tacuba y República de Guatemala.Así, los días en los que se alinea al Sol, tanto en el ocaso como alamanecer, esas calles a través de sus banquetas, postes y casas señalanaún la dirección, elegida por los sacerdotes?astrónomos mexicas, paraconmemorar la importancia de su sistema calendárico. Es como un relojcósmico que aún funciona aunque los que lo construyeron ya no están ahí.

El frente del Templo Mayor ve hacia la puesta solar los días 9 de abrily 2 de septiembre que nuevamente no corresponden a ningún momentoastronómicamente importante. Sin embargo, estas fechas resultan muysingulares porque dividen al año solar en una relación expresable a travésde múltiplos de 73 días. Así, a partir de la primera alineación el 9 de abrildeberán de transcurrir 73 días para la llegada del solsticio de verano; otros73 días después arribará la segunda alineación solar el 2 de septiembre.Al continuar observando las subsecuentes puestas el disco solar se irámoviendo cada vez más hacia el sur, en diciembre alcanzará el solsticiode invierno y regresará lentamente para que el 9 de abril del siguienteaño complete su trayecto anual. Del 2 de septiembre al 9 de abril hantranscurrido justamente 3 x 73 = 219 días. Aunque el 73 tiene la propiedadde ser la única división exacta de 365 entre un dígito, el 5, la causaprincipal de su elección seguramente fue que representa el número deciclos que debe efectuar la cuenta ritual para ajustar los 52 de la solar.Nótese que estas fechas calendáricas difieren justamente por una veintenade las fechas que definen la primera familia descrita. Además, aquí setiene una interesante conmensurabilidad: el período sinódico de Venusde 584 días puede obtenerse directamente acumulando 8 veces 73 días.Esto significa que la orientación del Templo Mayor permitiría a través delregistro de su alineación solar, calibrar este importante período venusino.Otros ejemplos de esta familia de alineaciones son: la Pirámide de losNichos en El Tajín, la Gran Pirámide de Xochitecatl en Tlaxcala, el TemploCalendárico en Tlatelolco, el Arco Abovedado CA-9a de Oxkintok, el Conjunto Habitacional de la Tumba 103 de Monte Albán, el mascarón delDios Solar Kin del Patio Hundido de Copán, etc.

Una tercera familia de alineaciones calendárico?astronómicas la encon-tramos exclusivamente en la región zapoteca en Oaxaca, lo que tal vez su-giera la gran importancia de esta práctica desde una época muy tempranaya que de ahí proviene la fecha más antigua en Mesoamérica. Un ejemploilustrativo es el llamado Edificio Enjoyado o ?Embajada Teotihuacana?,situado en el lado oriente de la gran plataforma norte de Monte Albán. Suarquitectura utilizando el talud?tablero, la presencia de grandes discos depiedra pintados de color rojo, así como vestigios cerámicos y líticos, loasocian a la ciudad de Teotihuacan. Su alineación solar en la madrugadasin embargo sucede el 25 de febrero y el 17 de octubre que no coincidencon las fechas calendáricas asociadas a esa gran ciudad. De acuerdo a unafuente etnohistórica del siglo XVIII escrita en zapoteco, el año nuevo en laregión de la sierra empezaba precisamente el 25 de febrero. Por otra parte,el padre dominico Córdoba, quien en el siglo XVI redactó una gramáticay un diccionario en zapoteco, explica el sistema calendárico zapoteco y alreferirse a la cuenta ritual afirma que los zapotecos dividían los 260 días encuatro períodos de 65 días. A cada uno de éstos se le nombraba Cocijo, quea la vez se trataba del dios del rayo y de la lluvia, rindiéndoles culto con gran reverencia. Resulta muy interesante notar que el 17 de octubre se en-cuentra justamente a un Cocijo, es decir, a 65 días de distancia del solsticiode invierno y el 25 de febrero cae 65 días después del mismo solsticio.El observatorio cenital del Edificio P de Monte Albán consta de unacámara obscura construida debajo de la escalinata principal; su geometríaes tal que sólo permite la entrada de los rayos solares a partir del 17 deabril y hasta el 25 de agosto, después del cual el haz luminoso incideoblicuamente y no alcanza a desplegarse por completo. Ambas fechasse encuentran situadas simétricamente respecto al solsticio de verano yseparadas 65 días antes y después del mismo solsticio. Por lo tanto, esteordenamiento de cuentas de días basado en el 65 permitió a los zapotecosincrustar de una manera ingeniosa el calendario ritual en el solar, ya queentre las parejas de días de alineación correspondientes existen 52 días dedistancia temporal. Otro ejemplo de esta familia de alineaciones es el PatioI del Conjunto del Arroyo en Mitla, donde se da una hierofanía solar aliluminarse en la madrugada del 25 de febrero y 17 de octubre un dintel enel que se pintó una escena representando un disco solar enmarcado por dosedificios y sujeto por dos personajes celestes. Otro ejemplo es el Conjuntode la Iglesia en Mitla, donde en sus cuartos dirigidos al ocaso y a la salidasolar se presentan alineaciones en fechas calendáricas zapotecas.

Una descripción completa de la práctica mesoamericana de orienta-ción de estructuras arquitectónicas requiere necesariamente del análisisarqueoastronómico del mayor número posible de sitios arqueológicos. Lohasta ahora estudiado nos sugiere claramente que los sacerdote?astrónomosprehispánicos idearon una manera sui géneris de asociar a cada edificio unvalor ritual complementario al ponerlo en armonía con algo tan venera-do como fue el calendario, resultado de la voluntad divina de velar por elordenado y predecible transcurrir del tiempo. Tal sintonía de la Arquitec-tura con los principios del sistema de la cuenta del tiempo, formaba partedel discurso ritual que contenía el edificio en cuestión; la pintura mural,la escultura y las ceremonias que se realizaban ahí eran otros elementosque conformaban también dicho discurso dirigido a venerar a los dioses,que entre otras cosas, también velaban por el ordenado movimiento de labóveda celeste.En la actualidad, la Astronomía como disciplina científica amplíaconstantemente la perspectiva del hombre en un Universo cada vez mássorprendente y diverso. Este impresionante avance en el conocimiento delfirmamento se inició hace muchos milenios cuando nuestros antepasadoslevantaron la vista hacia el cielo. Los resultados de tal acción aún lospodemos recuperar de algunos vestigios culturales que forman parte de laesencia misma de lo que somos como miembros de una sociedad que buscaafanosamente en el cielo ecos lejanos de un pasado que nos da identidad.

Referencias

Aveni, A. F.Observadores del Cielo en el México Antiguo, FCE,México, 1993.Broda, Johanna, Iwaniszewski, Stanislaw y Maupomé, Lucrecia, (edito-res),Arqueoastronomía y Etnoastronomía en Mesoamérica, UNAM, Mé-xico, 1991.Casares Contreras, Orlando.La Astronomía Maya, Universidad Autó-noma de Yucatán, Mérida, 2004.Galindo Trejo, Jesús.Arqueoastronomía en la América Antigua, Conacyt?Equipo Sirius., México?Madrid, 1994.Galindo Trejo, Jesús.La Astronomía Prehispánica en Méxicoen el libro:AAVV,Lajas Celestes, Astronomía e Historia en Chapultepec, MuseoNacional de Historia?Castillo de Chapultepec, INAH, México, 2003.
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Tomado de:
http://astronomia.ign.es/rknowsys-theme/images/webAstro/paginas/documentos/Anuario/laastronomiaprehispanica.pdf






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