Guillermo admirado, te comparto un soneto que me brotó después de un debate fructífero:
Transmutar en axones y dentritas
lo que un día fue bilis enquistada,
transformar a esta tierra conquistada
en el oro que fue, sin las piedritas
de cristal, porque aunque se ven bonitas
las cambiaron en triste carretada.
Dignidad, veo que te fuiste embarcada
cual tesoro y ya no me necesitas.
Mi país, mestizaje sin historia
ni pasado, buscará su valía
cuando pueda volverle la memoria.
Mientras tanto oraré con poesía
pretendiendo que se filtre la escoria.
¡Madurez te deseo, Tierra mía!
¡Abrazo! Nunca doy señales de vida, pero leo casi todos los envíos que haces, y algunos los comparto en Face. Sólo cuando estoy muy saturada de chamba no los alcanzo a leer.
Ana Zarina.
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