JOEL AQUINO MALDONADO
Ojarasca 313/Periódico La Jornada.
Maíz oaxaqueño en un costal. Foto: Ojarasca
Oaxaca tiene 570 municipios, de los cuales 140 se rigen por sistema de partidos y 430 por leyes tradicionales, por usos y costumbres. ¿De que? van a comer aquellas comunidades que tienen sus gobiernos comunitarios compuestos por cincuenta o cien hombres? En Yala?lag, el gobierno comunitario esta? compuesto de 160 servidores; no es el Honorable Ayuntamiento Constitucional el que gobierna, e?ste so?lo coordina. Adema?s todos esos te?rminos son extran?os al idioma zapoteco. Para decir ?autoridad municipal?, en zapoteco se dice xuz llna yell, padre y madre del pueblo, el primero en sacrificarse.
Cuando van invitando a los jo?venes al servicio, van con esa lo?gica, servir a la comunidad a cambio de nada. Por eso los servicios comunitarios descansan sobre un principio (que es el principio de gratuidad). En eso radica la fortaleza de Oaxaca. En la Sierra Jua?rez los gobiernos comunitarios no cobran un so?lo centavo al erario municipal.
El arti?culo 115 constitucional y la Ley Orga?nica Municipal permiten que el integrante del cabildo cobre, pero la ley tradicional no lo permite, lo prohi?be, lo sanciona. Eso significa que existen dos o?rdenes juri?dicos: el orden del Estado, contenido en la Constitucio?n Poli?tica Federal y en las Constituciones Poli?ticas de los estados, y el orden no escrito, nuestro, que garantiza la continuidad de vida de los pueblos indi?genas. Sin eso estari?amos perdidos.
Por eso en Oaxaca constantemente chocan las autoridades indi?genas con el gobierno estatal. Cuando un asunto de cara?cter penal, o de cara?cter civil, lo aborda el Ministerio Pu?blico, el Juez Mixto de Primera Instancia, un magistrado o un procurador que no entiende que? es el derecho indi?gena ?porque en la universidad le ensen?aron solamente el Derecho Positivo, lo que dejaron los espan?oles habiendo en Me?xico una riqueza juri?dica enorme?, viene el choque entre la comunidad y el gobierno.
Para poder superar esa situacio?n los pueblos organizados se prepararon. En el caso de la Sierra Norte se logro? formar la Asamblea de Autoridades Zapotecas, Mixes y Chinantecas para exigirle al Estado que respete las normas tradicionales con las cuales se rigen las comunidades.
El tequio son diez, quince o veinte di?as de trabajo gratuito a la comunidad y la Constitucio?n lo prohi?be: ?a nadie se le puede obligar que brinde un trabajo sin la correspondiente remuneracio?n?, asi? dice la Constitucio?n. Pero en miles y miles de comunidades no se puede dejar el tequio. El tequio es una institucio?n indispensable que garantiza la vida comunitaria. Son diez o quince di?as de aportacio?n de trabajo gratuito para el bienestar de la comunidad. El servicio gratuito, el servicio comunitario significa aportar el veinte, el treinta, el cuarenta o el cien por ciento de un an?o de trabajo para la comunidad sin cobrar un solo centavo.
Servir a la comunidad sin tener derecho a cobrar, en eso precisamente radica la grandeza de la milpa. La milpa aporta todos los alimentos que una familia necesita para poder servir a la comunidad. Es inconcebible el futuro de las comunidades, el futuro del tequio, del servicio comunitario y del gobierno comunitario, sin la milpa. Por eso ahora se ha fortalecido la conciencia de lo que vale la milpa, de lo que significan los mai?ces nativos, criollos u originarios, de la riqueza gene?tica que nos heredaron. No nos dejaron desamparados, nuestros abuelos nos dejaron protegidos y prueba de eso esta? precisamente en esos cultivos.
La tortilla de una familia indi?gena, zapoteca o chinanteca se hace con mucha delicadeza porque es el alimento de todos los di?as. En cambio, en la Ciudad de Me?xico, se producen millones y millones de tortillas, salgan como salgan, con todo y basura, y ahi? se va. Eso es lo que se consume en la Ciudad de Me?xico.
Cada di?a la vida de este pai?s se vuelve ma?s tra?gica; el pai?s se esta? cayendo a pedazos, sin respeto de lo que fue el arti?culo 27 constitucional.* Durante an?os vendieron al pai?s como se vende cualquier producto que viene de las grandes transnacionales. Lo vemos en Oaxaca. Vayan a San Jose? del Progreso para que sepan en crudo el gran conflicto que han creado las compan?i?as mineras y, adema?s, esta?n todavi?a por verse los enormes dan?os que van a causarle a la tierra y a la naturaleza.
El caso de Calpulalpan, una comunidad muy hermosa de la Sierra Norte, donde la compan?i?a minera canadiense estuvo cien an?os trabajando y explotando. Le preguntaban al presidente del Comisariado de Bienes Comunales: ¿que? dejo? la compan?i?a minera a la comunidad de Calpulalpan? ¿Tienen muchos lingotes de oro guardados en la tesoreri?a? No, no hay absolutamente nada. Lo u?nico que dejo? la compan?i?a minera fue miseria, nin?os hue?rfanos y trabajadores enfermos. Eso fue lo que dejo?.
Y eso es lo que van a dejar las grandes compan?i?as mineras. La amenaza que pesa sobre Oaxaca es terrible. La gran ventaja es que la conciencia ha ido creciendo a pasos muy firmes y hay muchas organizaciones ya preparadas, con toda su informacio?n. Para poder trabajar con esta informacio?n algunos defensores juri?dicos ya esta?n dando la batalla.
Hay una comunidad que se llama Magdalena Teitipac, formada de familias campesinas, en donde hombres mujeres y nin?os tuvieron que levantarse para poder correr y expulsar a una compan?i?a minera china. Empezaron a hacer los deslindes y las mediciones pero si? lograron echarlos fuera y hay algunos presos en las ca?rceles. Tiene su costo resistir y tratar de defender lo que es nuestro, pero el centro de todo es, precisamente, el mai?z.
Sin mai?z no hay pai?s, sin mai?z no hay comunidad, sin mai?z no hay cultura, sin mai?z no hay idioma, no hay todas las tradiciones comunitarias que todavi?a sobreviven en Oaxaca. Esa es la tarea que ahora tenemos nosotros en muchas regiones del pai?s. El cultivo de la milpa es toda una escuela que educa a los nin?os, a los jo?venes.
Una vez que empezo? la gran migracio?n de zapotecos del Valle y la Sierra Norte a Estados Unidos en condiciones muy difi?ciles, cuando hombres y mujeres lograron cierta estabilidad laboral en Estados Unidos, lo primero que hicieron fue cumplir con el tequio y, algunos, cumplir hasta con el servicio comunitario.
En las asambleas de autoridades vei?amos migrantes que se habi?an ido hace veinte, diez an?os, que regresaban a la comunidad a cubrir el cargo.
Eso significa que hay un alto grado de conciencia. Porque algunos zapotecos que viven en Nueva York no olvidan el mandato de la comunidad y cumplen con lo que marca la ley tradicional: cumplir con el tequio y con el servicio comunitario. Porque siguen formando parte de la comunidad. Pero que? es lo que enlaza y articula a los zapotecos que viven muy lejos, o a los mixes: la propiedad de la tierra comunal. Esa es la otra riqueza que nos dejaron nuestros antepasados, la proteccio?n ma?xima de toda la riqueza que tenemos en Oaxaca.
Si ustedes revisan el nu?mero de hecta?reas que tiene Oaxaca, el ochenta por ciento es propiedad social, es propiedad comunal y una parte es propiedad ejidal. En eso radica la fortaleza de las comunidades. Zapotecos que viven en el Distrito Federal y esta?n todavi?a en el padro?n comunal tienen que regresar a la comunidad a cumplir con esos servicios.
Sin embargo, donde se privatizo? la tierra es como si vivie?ramos en cualquier ciudad del pai?s. Al privatizar la tierra, la conciencia sufre un giro de 180 grados. La formacio?n se vuelve marcadamente individualista. En cambio, donde predomina la propiedad comunal de la tierra hay un alto grado de conciencia social que ha permitido que sigamos resistiendo, que sigamos construyendo.
Muchas carreteras se hicieron con base en el tequio. Antes, para viajar de Oaxaca a Yala?lag haci?amos 12 horas. Se unieron las comunidades y exigieron al gobierno que cumpliera su mandato constitucional: en primer lugar, escuchar; en segundo lugar, escuchar en zapoteco; en tercer lugar, invertir los recursos que les corresponde a las comunidades para la construccio?n de las carreteras. Hasta 1982 las comunidades zapotecas de la sierra conocieron lo que es la maquinaria para construir carreteras. Antes, las brechas las hicieron a base de tequio, con herramientas ru?sticas y, sin embargo, lograron unir a las comunidades en condiciones muy difi?ciles. Ahora tenemos una mejor red, no como la que queremos, pero se ha logrado porque las comunidades se unieron y construyen todo un programa de trabajo.
Por eso cuando estallo? el levantamiento zapatista y cuando se hicieron los encuentros de San Andre?s Sakamch?en, las comunidades de la sierra ya llevaban una propuesta sobre lo que es la libre determinacio?n y la autonomi?a. Asi?, en 1995 el gobierno del estado se vio obligado a hacer una reforma poli?tica electoral y construir el Libro Cuarto del Co?digo de Procesos Electorales y reconocer las normas juri?dicas propias de las comunidades para el nombramiento de sus autoridades. 140 municipios hacen campan?a, pero 430 no, porque se trata de servir a la comunidad. Esa es otra de las grandes riquezas que tiene el pueblo de Oaxaca, de lo contrario no se? que? seri?a de nosotros.
Todo esto hemos reflexionado, hemos tratado, pero hay una cuestio?n que hace difi?cil la vida de las comunidades: la educacio?n que imparte el Estado. No es e?sta una educacio?n que les favorezca a las comunidades, al contrario. Es una educacio?n que destruye paso a paso los valores de la vida comunitaria. Llegan profesores sin la conciencia de lo que es una comunidad, sin la conciencia de lo que son las tradiciones zapotecas, porque el Estado se encargo? muy ha?bilmente de cerrar un cincuenta por ciento de las normales rurales.
Las normales rurales teni?an la ventaja de que admiti?an a los hijos de los campesinos. Y la gente ideal para ser profesores rurales son los hijos de los campesinos, porque son zapotecos, porque son chinantecos, porque son mixes, dominan el idioma, conocen la cultura y pueden orientar a los nin?os. Ahora mandan jovencitos que nacieron en la ciudad. No son responsables de haber nacido en la ciudad, no hablan el idioma, no conocen la cultura, no conocen las tradiciones, no saben que? es el tequio, ¿de que? les van a hablar a los nin?os? ¿De que? sirve que haya habido cambios constitucionales a favor de la educacio?n bilingu?e e intercultural? Eso es pura declaracio?n.
El Estado mexicano, la Secretari?a de Educacio?n Pu?blica no tiene el cuerpo te?cnico para hacer posible ese modelo de educacio?n, por eso en las comunidades se piensa que eso que llaman Reforma Educativa es una ficcio?n, es un engan?o. No van a parar porque las normales del pai?s no esta?n hechas para fabricar o producir el modelo de maestros que las comunidades zapotecas, mixes, chinantecas, huaves o mayas necesitan, porque no puede haber cultura y no puede haber educacio?n si a los nin?os no se les ensen?a lo que vale la milpa.
Todo eso se ha estado ventilando en las asambleas, en las reuniones de los maestros, con los abuelos, las abuelas. Se salva el idioma por las abuelas, por los abuelos, se salva la milpa por las abuelas.
Por la educacio?n que han recibido los jo?venes van contra la cultura, no quisieran que sus nin?os hablaran el zapoteco o el mixe, porque el Estado y las instituciones y todas las fuerzas extran?as se han encargado de sembrar la idea de que el atraso y la pobreza se deben a que hablamos el zapoteco, que el atraso y la marginacio?n se debe a que cultivamos el mai?z. Asi? se maneja y esa es una gran mentira.
La pobreza que viven las comunidades no se debe ni a la milpa ni al idioma. Las comunidades tienen una gran riqueza; hay diferentes percepciones de lo que es pobreza. Pobreza no significa que vivamos en un jacal hecho con palma, con material propio de la tierra, porque adentro hay un granero donde hay mai?z, hay frijol, hay panela, hay alimentos no solamente para comer tres veces al di?a, sino para varios an?os. Un trabajador, por mejor que se le pague, no deja de ser un asalariado; el di?a que el patro?n le diga ?¡te largas!?, se larga, y peor ahora. Ahora es peor. Han destruido tantos sindicatos, lograron destruir el Sindicato Ferrocarrilero, lograron destruir el Sindicato Mexicano de Electricistas.
Para nosotros lo que da seguridad psicolo?gica a una familia es precisamente que tenga granos en el granero. Amanecemos con toda tranquilidad porque sabemos que? es lo que vamos a comer, vivimos semana tras semana con toda seguridad porque sabemos que no va a haber hambre.
El Estado tiene el programa al que llama ?Cruzada contra el Hambre?. Esa es una ficcio?n. No puede darse la lucha contra la pobreza sin la milpa. Para dar la lucha contra la pobreza, el eje vertebral seguira? siendo la milpa a trave?s de los siglos porque ese es nuestro alimento, de eso depende que la cultura de los pueblos, que las culturas del pueblo de Oaxaca sigan mostra?ndose a todo el mundo. ¿Por que? llega a Oaxaca tanta gente ilustrada? ¿Llegan para conocer los edificios que han hecho los gobiernos? ¿Llegan para conocer las carreteras? En el pai?s hay cosas mejores. Llegan para conocer la riqueza cultural, la riqueza lingu?i?stica que existe en Oaxaca, la biodiversidad que existe en Oaxaca, por eso llegan. No llegan a conocer los grandes avances de la modernidad, no.
Y por eso Oaxaca es grande, los pueblos originarios son grandes y podra?n vivir. Como dice el poeta zapoteco: ?la cultura zapoteca y la milpa morira?n cuando muera la luz del sol?
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JOEL AQUINO MALDONADO, pensador zapoteco de Yala?lag, Oaxaca, fundo? y dirige la organizacio?n Uken ke uken (?Hacer posible lo imposible?). Fue asesor del EZLN durante los Dia?logos de San Andre?s en Chiapas. Este texto concluye el ensayo Nuestra vida descansa en el mai?z / Xua ilhak yelnban kello, cuya primera parte aparecio? en el nu?mero anterior de Ojarasca (https://ojarasca.jornada.com.mx/2023/04/07/nuestra-vida- descansa-en-el-maiz-xua-ihlak-yelnban-kello-5405.html). Originalmente fue publicado por el Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano en 2021.
* Este ensayo fue escrito en 2018, durante el gobierno de Enrique Pen?a Nieto.