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LA REBELIÓN INDÍGENA DE CHIAPAS

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• México es un país indígena. • México sigue siendo una colonia.• La permanente injusticia y la negación.

• La vía armada es un atentado contra México.

 

En el territorio de lo que hoy es México, se ha desarrollado una de las Civilizaciones más antiguas del mundo. Con aproximadamente 8 mil años de duración, desde 6 mil años antes de Cristo, en que se invento la agricultura, los pueblos originarios desarrollaron un proceso humano de gran trascendencia para la humanidad en su conjunto. En efecto, tanto las civilizaciones de Mesopotamia, Egipto, China, la India y la zona Andina, junto con la mal llamada mesoamericana (porque los viejos abuelos se llamaban así mismos Anahuacas y al continente Cen Anáhuac), son la base en la que se ha desarrollado el ser humano en el planeta.

 

Los Viejos Abuelos o Anahuacas, crearon en 7 mil quinientos años de desarrollo endógeno, una de las Civilizaciones más importantes del planeta. Sin embargo, los pueblos europeos, que desde el siglo XVI, se dedicaron a invadir, conquistar y colonizar a los pueblos de los cuatro continentes restantes. Destruyendo lengua, historia, conocimientos, espacios físicos y sociales y finalmente su religión; para sumirlos en el silencio, la amnesia, la ignorancia, las tierras y espacios inhóspitos, y finalmente privarlos de sus propios creencias religiosas, y así poder explotar a los pueblos y sus recursos naturales. El colonialismo que vive el planeta entero por parte de los pueblos e intereses europeos, que a través de la explotación, injusticia, genocidio y depredación, no sólo ha trastocado los valores espirituales de la vida, el ser humano y la sociedad, sino que ha llegado a amenazar la propia vida del planeta (el proyecto de desarrollo material de occidente esta llevando a un caos ecológico al mundo).

 

Aunque los mexicanos actuales, somos "extranjeros incultos en nuestra propia tierra" y gracias a la colonización mental y espiritual, no tenemos memoria histórica y en general, pensamos como Hernán Cortés, pues nadie "de razón" se considera heredero de la civilización originaria. Lo cierto es que a pesar del genocidio, la explotación, la negación y la injusticia, los pueblos originarios siguen presentes y vigentes en el México de finales del siglo XX, y tal vez, sean reconocidos como los mexicanos más universales a mediados del próximo siglo. Los invasores europeos encontraron en 1519, una civilización más avanzada que la europea. Un sólo ejemplo podría un punto de comparación suficiente, para entender esta diferencia. Los especialistas dicen que la ciudad de México-Tenochtitlán tenía en 1519 entre 500 mil y un millón y medio de habitantes; la ciudad más grande de Europa en esos momentos era París, y contaba con sólo 65 mil habitantes. Tenochtitlán tenía la cuadrícula de una ciudad moderna, mercados, plazas, avenidas, calzadas, canales, escuelas, museos, zoológico, bibliotecas, sistema de agua potables y un largo etcétera, que no tenía ninguna ciudad europea de aquellos tiempos. Y finalmente diremos que en México, la educación era obligatoria y gratuita, por lo que ningún niño, antes de la llegada de los invasores, estaba fuera del sistema educativo (quinientos años después, los colonizadores no lo han podido lograr).

 

 "Desde cualquier punto de vista, los indígenas tenían suficientes motivos para levantarse en armas contra un sistema que los colocaba en el nivel más bajo de la sociedad, los sometía a las infinitas humillaciones de la discriminación y a las cotidianas violencias que ello implicaba.En efecto, por más humanista y avanzada que fuese la legislación protectora del indígena, el sistema colonial se fundamentaba, en gran medida, sobre la explotación masiva y sistemática, todas sus instituciones se dedicaban de una manera u otra, a apropiarse de su trabajo, su dinero, su producción y su conciencia. Los hacendados, misioneros, encomenderos, funcionarios, clérigos y frailes se enfrascaban, frecuentemente, en enconadas contradicciones y defendían distintos proyectos de sociedad; pero todos, sin excepción, coincidían en mantener al indígena en una situación que, ratificada por la ley y el prejuicio, lo sometía a una condición inferior."(*)

Los que llegaron, les quitaron a los hijos de los viejos abuelos, todo cuanto tenían. No sólo los aspectos materiales de la vida, les arrebataron su lengua, su historia, sus conocimientos, espacios y religión.

 

En los primeros cien años de la brutal invasión y colonización, mataron a 20 millones de seres humanos. Los mataron a cuchillo, con trabajos forzados y sobre todo con enfermedades que traían de Europa y África. Este dato es conservador, pues existen investigadores que hablan de 25 millones de personas. Sea como fuere, se calcula que para el siglo XVII, no existían más de un millón de indígenas y para principios de 1800, apenas llegaban a 5 millones.

 

 "Las rebeliones fueron episodios de la mayor trascendencia en la historia de la resistencia indígena, pero no los únicos. La espectacularidad y amplia documentación generada por los alzamientos han llevado en ocasiones a no prestar la debida atención a otras formas menos evidentes de protesta y resistencia, como la huida hacia zonas de refugio, la migración temporal o permanente, el repliegue en el espacio comunal, el aprovechamiento de las ventajas relativas que les daba el propio sistema español, el bandolerismo y el tumulto."(*)

La historia de los pueblos originarios no es conocida, ni reconocida por la cultura dominante. Ha sido la historia de los pobres, de los sin tierras y sin derechos, la historia de los vencidos, la historia de los olvidados, de los "primitivos y salvajes". La historia de los miserables....pero ellos también son mexicanos.

 

Esta historia, no sólo es las leyendas, mitos y cuentos, que tanto les preocupan a los "folkloristas"; es también la historia permanente de las constantes rebeliones. La historia de los seres humanos, que se han revelado permanentemente estos quinientos años a las injusticias, genocidio y explotación. Una historia no escuchada y silenciada a sangre y fuego. Una historia incomoda e inquietante, una historia que nos enseña, que durante estos quinientos años, hemos tratado a los pueblos originarios, de la misma manera en que antaño lo hizo Hernán Cortés o Pedro de Alvarado.

 

 "Los españoles mostraron una voluntad hegemónica que iba más allá de la ambición puramente material; para ellos, el sometimiento de los indios era un objetivo en sí mismo."

"Así como no todos los grupos étnicos reaccionaron de manera uniforme ante el avasallamiento, en el interior de cada uno hubo distintas respuestas."

"Todas (las rebeliones) fueron variantes de un mismo propósito: sobreponerse a la brutal conmoción provocada por la conquista, sobrevivir, mantener cierta autonomía, reconstruir su identidad."

 

 Se nos olvidó, estos quinientos años, que los indios son también seres humanos, que sienten, que piensan y que tienen los mismos derechos que cualquier mexicano.

En estos cinco siglos, los pueblos originarios han estado luchando en favor de sus derechos más elementales. Sin embargo, sus rebeliones fueron desorganizadas y más un estallido de violencia explosiva, que inmediatamente era sofocadas.

 

 Los mestizos estamos, gracias a la colonización, aparentemente ajenos a la problemática de los pueblos originarios. Llenos de complejos y prejuicios, nos creemos alejados y casi ajenos a la Cultura Madre que nos ha dado más que la vida. Esta indiferencia (que es una complicidad), por fortuna esta decreciendo. A partir de la nueva insurrección de los indígenas de Chiapas, muchos sectores de la población se han sensibilizado de este problema y el Estado mexicano, ha invertido más recursos y atención, ha este sector de la sociedad mexicana tan desprotegido.

"La mayor parte de las rebeliones tuvieron tan corta vida que no llegaron a conformar una nueva estructura de poder." (*)

 

"Sin embargo, las rebeliones rara vez llegaban a conformar un mando político-militar fuerte y un ejército único."(*)

 

Es en verdad muy lamentable, que los indígenas mayas de Chiapas se hayan levantado en armas. No puede haber mayor desgracia para un país, que un enfrentamiento fratricida, porque en él, todo México pierde. No son las armas el camino para que se resuelvan los problemas, aun los más ingentes y olvidados. El Estado mexicano, desde 1994, ha manejado el problema por la vía de la negociación y la sociedad civil, así lo a exigido y los insurgentes, también hay que señalarlo, han puesto el ejemplo al mundo, que la mejor arma es la razón y la comunicación.

 

El problema de los indios mayas de Chiapas, es el problema de todos los pueblos indios del país, desde Baja California hasta Quintana Roo. Es la injusticia, el despojo, la explotación, la negación a sus más elementales derechos como pueblos y como individuos.

 

"Así, podría sostenerse que los indios nunca aceptaron la dominación colonial, que sólo el brutal impacto de la conquista y la subsiguiente amenaza de la represión los llevó a observar una obediencia formal y que su voluntad de resistencia alentó constantes sublevaciones."(*)

 

La rebelión de los indios mayas de Chiapas no pasaría a ser, otra más, en el rosario de rebeliones indias en México si no fuera porque, por primera vez en estos quinientos años, los indios se han organizado, no sólo a nivel nacional y han encontrado alianzas con otros sectores no indios de la nación, sino que han logrado llamar la atención del mundo entero. La simpatía y apoyo de muchos sectores avanzados de países importantes, por la rebelión india de Chiapas, es tal vez, uno de los grandes logros insurgentes.

 

Esta rebelión es diferente, en tanto, no busca la vía armada, pero la utiliza. No busca el poder, pero pretende alentar un cambio. Es una rebelión en contra de la injusticia, pero no sólo de los pueblos indios, y esta propuesta es la que vincula a la rebelión indígena, con muchos sectores del país.

 

 "Las rebeliones, tarde o temprano, acababan por ser aplastadas. Por su carácter regional, sus dificultades para encontrar un espacio de agravios mutuos y acuerdos con otros grupos sociales, su inferior organización y armamento, nunca pudieron sostenerse frente a sus enemigos. Podían variar las circunstancias, pero una y otra vez regresaban los colonos, los funcionarios del rey y los religiosos a exigir la obediencia, el tributo el trabajo, la buena conducta cristiana y la vida en pueblos "con orden y policía"."(*)Para resolver el problema en Chiapas, se requiere de un gran cambio, no sólo del Estado mexicano, sino fundamentalmente de la sociedad, que en su conjunto, debe extirpar las formas de colonialismo, injusticia y explotación, no sólo en los pueblos indios, sino en todos los mexicanos.

Uno de los problemas que se enfrenta para tener un poco de claridad sobre el conflicto indígena, es la ignorancia que la sociedad dominante tiene, no sólo de la historia y cultura de la civilización originaria, sino el desconocimiento y desprecio que se tiene de los pueblos indígenas contemporáneos. El ser "extranjero inculto en nuestra propia tierra", nos lleva a saber más de pueblos originarios de la India o China (y sentirnos más occidental?), que de nuestros propios hermanos indígenas, pues nosotros venimos de ellos, aunque mucha gente se resista a aceptarlo, por ignorancia o por racismo.

El problema de injusticia y explotación de los pueblos indios de México, es un problema que nos compete y nos compromete a todos los mexicanos, y juntos todos: gobierno, sociedad civil y pueblos indios, debemos resolverlo con el diálogo y la paz. Es necesario solucionar los problemas de injusticia en la sociedad mexicana desde sus mismas raíces. México no puede seguir siendo una gran encomienda y sus hijos, esclavos a perpetuidad. México no puede seguir pagando $ 10 mil millones de dólares anualmente, sólo por intereses de la deuda externa. México no puede resistir más un modelo económico neoliberal que cada día hace más pobres y más esclavos a los mexicanos y a su gobierno del capital financiero supra nacional. México necesita descolonizarse así mismo, para poder acabar con la colonización extranjera.

 

Los problemas de Chiapas, cada día por desgracia, son problemas que se están viviendo en todo el país en diferentes intensidades y en sectores no indios. El problema no es tan sólo la injusticia en contra de los indígenas, el problema es LA INJUSTICIA SOCIAL y el in equitativo reparto de la riqueza que se da en todo el país.

 

Muchas personas ignorantes del problema e inconscientes de sus opiniones, pretenden que el Estado se decida por la tentadora opción militar. Está es un suicidio del estado de derecho. El hecho que el gobierno directamente a través del ejercito o indirectamente a través de armar y enfrentar a los mexicanos, llámense guardias blancas, Chinchulines o grupo Paz y Justicia, intente una salida sangrienta, será volver quinientos años atrás, con la matanza del Templo Mayor o la matanza de Cholula. El ejército mexicano representa una de las instituciones más puras de la patria y es la defensa del pueblo y de la soberanía nacional; no se le debe involucrar en los errores de los políticos y de los economistas.

 

El gobierno mexicano tiene que negociar con la prudencia y con responsabilidad patriótica. Es cierto que no puede y debe estar un grupo armado, pero debemos reconocer que nada hemos hecho estos quinientos años, por impedir la injusticia y la explotación en la que han vivido, la negociación es el único camino, la intolerancia será el fin de todos.

 

(*) "La rebelión de los indios y la paz de los españoles." Autor, Felipe Castro. CIESAS/INI. México. 1996.

 

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