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SAN SALVADOR ATENCO... la defensa de la cultura.

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Recientemente participe en la Universidad Estatal de California en un encuentro con maestros mexicanos del Programa de Intercambio Binacional. Los investigadores de la universidad iniciaron un ejercicio. Sentados en mesas de 8 maestros, pidieron que cada mesa sacara el ideal de la educación.

 

Fue muy interesante observar que en varias mesas coincidieron en el sentido de que los que hicieran los planes y programas de estudio fueran personas conocedoras del magisterio. No, gente ajena a la educación, temporalmente en la cúspide del poder.

 

Desde el arribo de la civilización Occidental a nuestra tierra, la civilización originaria ha sido destruida, desvalorada y negada. Los que han tenido el poder, desde Hernán Cortés hasta Vicente Fox, siempre han tratado de “rescatar” al pueblo,... pero nunca lo han tomado en cuenta. Lo usan, para validarse, auto legalizarse, pero no lo toman en cuenta.

 

Negaron nuestra ancestral cultura y nos trajeron “la civilización”, negaron nuestras lenguas y nos impusieron el castellano, negaron y satanizaron nuestra religión milenaria y nos impusieron a sangre y fuego la que ellos le tomaron prestada a los judíos. En estos cinco siglos nos han cristianizado, civilizado, colonizado, independizado, modernizado, nos han traído el progreso, así como industrializado y globalizado, pero NUNCA NOS HAN TOMADO EN CUENTA. Nunca le ha interesado saber lo que deseamos, lo que queremos. Ellos siempre tienen la verdad y “la ley” en sus manos. Los pueblos que se han resistido a caminar a un camino que no es el nuestro y que finalmente nos ha llevado al precipicio y la quiebra, los han tachado de idolatras, retardatorios, cerrados, tradicionales, poco evolucionados.

 

En México un puñado de poderosos, que históricamente han servido a sus amos foráneos; sean estos la Corona Española en los tres siglos de Colonia, a los mercaderes, industriales y financieros ingleses, franceses y alemanes durante todo el siglo XIX y la mitad del XX; y recientemente al capital-financiero-supra-nacional. Siempre en su calidad de COLONIZADOS-COLONIZADORES, posesionados de “la verdad verdadera, de su ley y de su justicia”. Siempre siendo “intermediarios y representantes” de los amos foráneos, siempre a sus pies y siempre pisoteándonos a nosotros. Siempre explotando deshumanizadamente a los pueblos originarios y a los desculturizados mestizos, esos pobres “indios desindianizados”, sin un rostro propio, sin un corazón verdadero, siempre despreciando lo propio y exaltando lo ajeno y permanentemente despreciados por los colonizadores. Siempre depredando los recursos naturales, arrasando, contaminando, sin piedad y sin compasión, en pos de las migajas que les dan sus amos foráneos. Sin importarles el despojo, la injusticia, la miseria y el sufrimiento que crean. Sean bosques, selvas, campos de cultivo, minerales, pesquerías, granjas o mano de obra esclavizada en maquiladoras. Todo por la riqueza corsaria, permanentemente sumisos ante los poderosos de afuera y feroces y criminales con los débiles y pobres de adentro.

 

Durante estos 481 años han desarrollado una compleja y sofisticada ideología de la explotación. Esta ideología es la base del sistema que los invasores han logrado imponer –temporalmente- en el Anáhuac. Se fundamenta en el desprecio por la vida humana. Por la posesión de la riqueza material sin importar su origen. Por la supresión de los valores éticos y morales. Esta ideología en general pondera el fenotipo europeo y se fundamente en el desprecio y vergüenza del fenotipo indígena, pero esta ideología dominante es asumida por la mayoría, sin importar su origen racial y por supuesto que también se vive en las comunidades indígenas. Los que son morenos, luchan además por blanquearse con cremas milagrosas y se pintan el cabello con potentes tintes químicos. No se aceptan, se sienten menos, se avergüenzan de sí mismos, se creen inferiores. Pero esencialmente esta ideología que llamamos “criolla” o de “encomenderos”, se fundamente en la explotación de las personas y sus recursos naturales sin ningún apego a la justicia y al respeto de los derechos humanos, comunitarios y culturales. Insistimos, esta ideología “criolla o de encomenderos” es utilizada por todos en el sistema, sean extranjeros, criollos, mestizos e indígenas. No es producto de un fenómeno biológico, sino es un fenómeno estrictamente cultural. Ni todas las personas con origen europeo tienen esta ideología de colonizadores explotadores.

 

Esta misma ideología es la que usan los amos del planeta. No es un fenómeno que sólo se ve en México o América Latina. Es la ideología de la Coca Cola y el Mac Donals llevada a todo el “mundo libre”. La de que el pez más grande se come al chico.

 

En México desde la invasión existe una permanente lucha, a veces abierta, casi siempre subterránea y llena de una red de eufemismos. Entre la Cultura Madre y la cultura del invasor-colonizador, entre la tradición y la modernidad. Entendiendo a la primera, como la herencia de la civilización del Anáhuac y la segunda, como la de la expoliación, el saqueo, la explotación y la depredación. El Dr. Bonfil Batalla le llamó a estas dos realidades antagónicas el México profundo y el México imaginario.

 

 

Los sucesos de San Salvador Atenco, es uno más de los eslabones de esta interminable cadena de injusticias. Unos tratan de usurpar la tierra de los otros. De nuevo el conflicto entre vencedores y vencidos, entre “modernos” y tradicionales, entre la ideología criolla y la cultura de resistencia. Unos se creen dueños de este país y los otros resisten tercamente. Unos quieren “modernizar y traer el progreso”, los otros defienden lo único que les pertenece ancestralmente. Unos recibirán sus migajas millonarias por servir al capital-financiero-supra-nacional y los otros defenderán hasta la muerte a su cultura; pues en el ejido y el trabajo campesino es lo que sostiene su milenaria cultura. Sí son despojados, saben que caerán inexorablemente al abismo de la miseria transculturizada del proletariado suburbano y desaparecerán.

 

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