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LA CULTURA NO SE VENDE

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Uno de los problemas y contradicciones más grandes de Oaxaca es que la mayoría de los tomadores de decisiones, tanto en la iniciativa privada como la administración pública, no son conocedores de la Dimensión Cultural del Desarrollo y por consiguiente no solo desaprovechan el gran potencial cultural de Oaxaca, que por tal “es la reserva espiritual de México”, sino que atentan por sus erráticas decisiones contra el mismo Patrimonio Cultural.

La Cultura no se vende, como no se vende la identidad, la memoria histórica, la Madre; en síntesis, lo que somos y sentimos. Al partir de este supuesto, la Cultura se convierte en una mercancía. Al convertirse en mercancía, se abarata y se modifica al gusto del cliente, del ofertante o del Mercado. De modo que lo que finalmente sucede es que la Cultura se mercantiliza y se degrada hasta convertirse en “cultura populachera” o folclor para el turista ignorante y baratero que acepta que le den “gato por liebre”.

 

En los últimos 20 años la Cultura Popular y sus manifestaciones artísticas han venido a menos. En esta crisis ya tenemos cuatro Guelaguetzas, (más las que falten por aumentarse). Ya dejamos tener un turismo cultural y vamos por el comercial-populachero-baratero. Se sigue confundiendo “la Cultura por el arte”. La Cultura es todo cuanto somos, sentimos y deseamos del mundo y de la vida; el arte, es una de las tantas manifestaciones de la Cultura. Peor aún, cuando en Oaxaca se apoya a “la Kultura de las Bellas Artes Europeas” y a los artistas populares se les tiene totalmente abandonados, es el caso del Instituto de las Artesanías de Oaxaca que está en manos de gente ajena al sector.  Por indolencia e ignorancia de las sucesivas administraciones gubernamentales, la Cultura es menospreciada y relegada a un tercer orden de importancia. El simple hecho de que en la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca siga habiendo “un encargado del despacho” es una muestra clara del interés y dimensión que representa la Cultura para el Gobierno Estatal.

No pasa lo mismo en Estados con menor riqueza cultural, pero con mayor interés y responsabilidad, que han sabido ver en el Cultura “propia-nuestra” el gran detonador de su desarrollo económico y que están poniendo la voluntad política, los recursos y a gente preparada para implementar proyectos estratégicos a mediano plazo para hacer de la Cultura la cadena de transmisión de su economía.    

Nos referimos a Yucatán y su Festival Internacional de la Cultura Maya o de Veracruz con El Festival Internacional La Cumbre del Tajín, en menor medida pero con la misma orientación Chiapas y Campeche. Estados que le apuestan con la voluntad política, los recursos y el conocimiento a que La Dimensión Cultural del Desarrollo sea el factor fundamental de la activación económica con el consabido beneficio para amplios sectores de la sociedad, porque el turismo es una de las industrias que más beneficia a más sectores.

Pero aquí está el punto, amable lector, no se está hablando de “vender la cultura”, sino de impulsar el Desarrollo Cultural genuino, nacido del Patrimonio Cultural, -que nace del pueblo y es para el pueblo-. No de un “producto-mercancía” para vender a un turismo populachero y baratón surgido de mentes ignorantes y la voraces.  Oaxaca es uno de los lugares en el MUNDO con mayor diversidad, pluralidad y riqueza cultural. El mayor potencial de Oaxaca es su CULTURA, su mayor problema es que los tomadores de decisiones no llegan a dimensionar y entender esta maravillosa oportunidad. 

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