El neoliberalismo no sólo ha traído cambios en lo económico, se consideran los cambios sustantivos en lo cultural. En efecto, la visión que los mexicanos tenemos de nosotros mismos y de la “patria” es muy diferente de Miguel de la Madrid (1982) a nuestros días. La visión nacionalista, patriótica e indigenista, ha sido cambiada en el discurso oficial. Ahora tratamos de ser “multinacionales”, globalizados y “modernos”.
El Estado Mexicano había alentado una identidad cultural sustentada en las reformas que José Vasconcelos le dio al sistema educativo y artístico del México postrevolucionario. Los murales de Diego Rivera podrían sintetizar este espíritu y por ello no fue en vano que quedaran en el Palacio Nacional y en Secretaría de Educación Pública. Sin embargo, este discurso es inoperante frente al proyecto neoliberador y globalizante de nuestros extranjerizados dirigentes.
El “Mercado” es hoy el regente y dictador de los destinos de nuestra pobre nación. Para el neoliberalismo “la cultura” debe ser rentable y “cosmopolita” y los procesos de identidad están fuera del guión que nos ha marcado el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. El patrimonio cultural sólo puede ser útil en tanto sea generador de divisas. El México Antiguo es para los turistas y no para la identidad de los mexicanos, que ahora luchan desesperadamente por ser “gringos de tercera”.
En este contexto, los tres candidatos a la Presidencia de la República no tienen una propuesta explícita de “Política Cultural”. Ninguno de los partidos que los postulan han desarrollado una propuesta seria, sistemática y congruente para impulsar el Desarrollo Cultural de México. Sin embargo, trataremos de intuir por donde podrían caminar la política cultural de México en los próximos 6 años del siglo XXI.
El candidato del PRI cuando gobernó el estado de Sinaloa impulsó un programa cultural muy importante en este estado norteño. Nunca nadie antes había trabajado con interés el sector cultura. La esposa del candidato fue la que empujó esta propuesta. Se recordará el Festival de Sinaloa como un proyecto que recibió la voluntad política del gobernador y que contó con amplios recursos.
En materia cultural en Sinaloa se opto por el “relumbrón y la foto”, se importaron la mayoría de los eventos y poco se trabajó en infraestructura cultural. Como la esposa era la interesada en la cultura, esta se apoyó desde el DIF, motivo por el cual no se pudo crear y aun menos dejar, una infraestructura a largo plazo. El siguiente gobierno desmanteló en el DIF el aspecto de cultura y el Festival se perdió en la ignorancia burocrática. Si el candidato del PRI llega a la presidencia, seguramente pasará algo parecido a los tiempos de López Portillo y su “primera dama”, que hizo y deshizo a capricho de la cultura oficial hasta llegar al surrealismo. Probablemente podrán quedarse algunos de los “esquistos” neoliberales de Salinas-Zedillo, que se han mantenido en el poder cultural oficial. Personas que se han “adaptado” a las exigencias del neoliberalismo cultural, rechazando cínicamente decenios de trabajo cultural sustentados en la identidad y en el nacionalismo.
Por su parte, el candidato del PRD cuando gobernó a la ciudad de México creó una gran expectativa en el sector cultural. El PRD tenía la comisión de cultura de la Cámara de Diputados, la mayoría en la Asamblea del D.F. y el Gobierno de la Ciudad. El candidato del PRD tenía todo para realizar una excelente labor cultural, además contaba con el apoyo y simpatía de la mayoría de los artistas, promotores culturales e intelectuales del país. Sin embargo, todo se fue por el drenaje profundo y terminó creando un Instituto de Cultura de caricatura, que jamás ha podido coordinarse con las Delegaciones y esta en permanente rivalidad con el CNCA, poniendo a una actor de la farándula al frente del Instituto y de la política cultural.
De triunfar el PRD en materia cultural tendríamos seguramente una “revuelta” cultural que naufragaría entre las rivalidades y los egos de los izquierdosos, divididos en cientos de tribus culturales que lucharían sin cuartel por el poder... de los presupuesto$$$$!!!..
Tenemos al candidato del PAN, que durante su gobierno en Guanajuato sentó las bases de un Desarrollo Cultural en el sistema educativo. Realizó un esfuerzo serio y sistemático por capacitar a los promotores culturales y fortalecer sus casas de cultura. Se tiene que reconocer la labor que se realizó en los municipios. Su trabajo no fue tanto a la “foto y el relumbrón”, estuvo más pegado a las aulas y la capacitación. Sin haber realizado los grandes espectáculos si dejo infraestructura. Sí llegara a ganar el PAN, seguramente que saldrían los esquistos de la cultura oficial y tendrían posibilidad de trabajo personas serias y capaces, aunque no fueran del PAN. Recuérdese que el PAN no ha tenido a diferencia del PRI y el PRD, personajes intelectuales y de la cultura, de la talla de un González Pedrero, Juan José Bremer o Leonel Durán.
Sin embargo, de los tres no se hace uno, como reza el sabio dicho popular. Ha sido ya un distintivo de los políticos, de todos colores, su inconmensurable ignorancia y de los partidos políticos, su desinterés por el Desarrollo Cultural.
El neoliberalismo ha condenado a desaparecer, no sólo a los pobres de México, sino también a sus culturas. Para el neoliberalismo no existe el Desarrollo Cultural, que no es otra cosa que, el desarrollo espiritual del pueblo, para el neoliberalismo acaso lo que puede existir es “folklore”, que puede dejar dólares a la economía vía el turismo.
El mejor camino para la política cultural en México es sencillamente, cumplir con la Constitución. Ahí se encuentran muy claramente los artículos tercero y cuarto. El binomio educación cultura debería ser el instrumento virtuoso para que los mexicanos nos identificáramos con nuestras más hondas raíces, que nos permitan afianzarnos en este nuevo milenio que por su turbulencia y su globalización, se antojan un terrible desafío, casi imposible de librar. Visite www.aquioaxaca.com