En el México Imaginario, todos somos iguales, todos somos mexicanos, todos hablamos el español. Sin embargo, no se dice que el México Imaginario es extremadamente hipócrita, porque el país tiene estructuras racistas y clasistas, en donde el origen cultural, el color de la piel, los recursos con los que se cuentan, influyen definitivamente en su calidad y nivel de vida. El México Imaginario mantiene una política neocolonial, la explotación, los despojos y las matanzas siguen activas dictando la historia del Anahuac ocupado por extranjeros.
De acuerdo al Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) en su reporte de Movilidad Social 2019, la situación no es nada halagüeña: en México, 74 de cada cien personas que nacen en pobreza, morirán en esa situación. El 84 % de la población no tiene seguridad laboral o un sueldo que les permita satisfacer las necesidades de su familia, pero lo niegan. Existen al menos 43 millones de mexicanos que viven en condición de pobreza moderada pero que creen que son clase media. El 61% de los mexicanos que se creen clase media, tienen que comprar sus alimentos con tarjetas de crédito para llegar al final del mes. Los extranjeros en este país, son los dueños y los privilegiados del México Imaginario.
El choque de civilizaciones en el México Imaginario, es un conflicto que se ha pretendido negar. Dicen las personas en el poder de ideología criolla, que en México todos somos iguales y todos estamos sujetos a la justicia por igual. Sin embargo, la realidad nos dice lo contrario. Como afirma el filósofo zapoteco Javier Castellanos, “lo peor que le puede pasar a una persona en México, es nacer indígena, y peor aún si eres mujer”.
Los criollos y su ideología les han dado, por lo menos cien años de poder ilimitado para explotar a los pueblos anahuacas y depredar a nuestra Madre Querida. Nos han hecho creer que el origen de “el pasado prehispánico” del México Imaginario, son los mexicas o aztecas como les gusta llamarlo.
El Estado mexicano, con todo su poder en los tres niveles de gobierno y los tres poderes, ha pretendido desaparecer a una civilización de diez mil años. Dejan que se entretengan ingenuamente los llamados grupos de la mexicanidad, con ceremonias, rituales, danzas guerreras, emplumados guerreros aztecas. A tal punto, que finquen su grandeza ancestral en los 81 años de poder relativo que ejercieron los mexicas en algunas regiones del Altiplano Central. Copiando la ideología eurocéntrica, pretenden sentir orgullo de la parte militar que dice la academia, que tenían nuestros antepasados. Recrean en sus mentes calenturientas e ignorantes el orgullo, dicen ellos, “de su raza”, los poderosos guerreros aztecas, sus armas, danzas y técnicas militares, que quieren igualarlas a la de los griegos y los romanos de los invasores europeos.
Nada más deprimente que ver a estas personas danzando y emplumándose, que se convierten en un atractivo turístico, con el beneplácito de los poderosos extranjeros avecindados en el Anahuac. Mientras los anahuacas no se descolonicen, mientras no tengan una actitud crítica y analítica de lo que les ofrecen los adoradores del dinero en cuanto a su identidad, como dicen ellos, “Mesoamericana”, no podrán salir del folclor y el hobby de ser guerreros aztecas del fin de semana.
Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. No se puede salir del calabozo de la colonización con las categorías y los discursos de los carceleros. Descolonizar es dignificar.