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LOS ANTECEDENTES DE LAS MILICIAS DE INDIOS: AUXILIARES, PACIFICADORES Y COLONIZADORES. Raquel E. Güerca Durán (Fragmento)

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LOS ANTECEDENTES DE LAS MILICIAS DE INDIOS: AUXILIARES, PACIFICADORES
<br>Y COLONIZADORES. Raquel E. Güerca Durán (Fragmento)
I. los indios auxiliares en las campañas de conquista

Como ha sido ya ampliamente documentado, 28 las diversas campañas de conquista del siglo XVI contaron con el apoyo de numerosos guerreros indígenas. El primero en implementar esta política fue el propio Hernán Cortés, quien en su avance hacia la capital mexica siguió una pauta general, que habría de repetirse en las subsecuentes conquistas en el territorio mesoamericano y más allá: una vez conquistados, los indios recién sometidos eran empleados como auxiliares militares en las siguientes campañas.

Así, en su primera carta de relación, Cortés dio cuenta al rey de que diversos pueblos indios habían aceptado ?voluntariamente? convertirse en vasallos de su majestad. Los primeros en hacerlo fueron los indios de Cempoala, quienes de acuerdo con Cortés ?como por mí tuvieron noticias de vuestra alteza y de su muy grande y real poder, dijeron que querían ser vasallos de vuestra majestad y mis amigos, y que me rogaban que los defendiese de aquel grande señor... y con esto han estado y están muy ciertos y leales en el servicio de vuestra alteza?.30 En el caso de los tlaxcaltecas, aunque inicialmente trataron de derrotar a los españoles por la vía de las armas, las disensiones al interior del grupo gobernante y los estragos resultantes de los primeros combates llevaron a los tlaxcaltecas a deponer arcos, flechas y macanas y acudieron ante Cortés para aceptar la paz que éste les ofrecía, con lo que ?quedaron y se ofrecieron por súbditos y vasallos de vuestra majestad y para su real servicio, y ofrecieron sus personas y haciendas, y así lo hicieron y han hecho hasta hoy?.

Ya en estas primeras campañas de conquista es posible ver la confrontación de dos visiones respecto a la relación entre indios guerreros y conquistadores. A ojos de los capitanes españoles, la relación que se establecía entre indios y españoles se asemejaba al vínculo vasallático; es decir, un vínculo de fidelidad realizado de mutuo acuerdo en el que los contrayentes se comprometían a cumplir su parte. Así, las instrucciones de Velázquez a Cortés señalaban que el capitán debía informar a los caciques indios de la existencia de ?un rey muy poderoso cuyos vasallos y súbditos somos nosotros y ellos?, para luego requerirles que se sometieran ?debajo de su yugo e servidumbre e amparo real, e que sean ciertos que haciéndolo así y sirviéndole bien y lealmente, serán de su alteza e de mi en su nombre muy remunerados y favorecidos y amparados contra sus enemigos?. De tal suerte, Cortés, en nombre del rey, accedería a poner a los indios bajo su protección y amparo, mientras que los indios quedaban obligados a prestar servicio a su majestad.

LOS ANTECEDENTES DE LAS MILICIAS DE INDIOS: AUXILIARES, PACIFICADORES
<br>Y COLONIZADORES. Raquel E. Güerca Durán (Fragmento)



Tal servicio debía manifestarse en la entrega de ?oro y perlas?, pero también mediante apoyo militar. Así, para los conquistadores, una vez que los indios aceptaban sujetarse al monarca español, quedaban obligados a prestar auxilio militar a las huestes españolas que luchaban por acrecentar los dominios del rey. Se trataba de un servicio que, como nuevos vasallos, debían cumplir y les podía ser requerido aún en contra de su voluntad, bajo la pena de mostrarse desleales.

Pero, evidentemente, para los indios su participación en las empresas de conquista lideradas por los españoles tenía otro cariz, y el concepto del papel que jugaban en ellas discurría por otros cauces. Es posible que los indios se vieran a sí mismos no como vasallos al servicio de un rey lejano y desconocido, sino que pensaran su participación en los términos de una alianza, entendida ésta dentro de las tradiciones guerreras mesoamericanas.

Las diversas crónicas de la conquista de la capital mexica señalan la importancia de los guerreros indios en el éxito de la empresa de Cortés, aunque sin duda es Bernal Díaz del Castillo quien describe con mayor detalle la participación de los ?indios amigos? y los diferentes roles que des- empeñaron: cargadores, guías, mensajeros, desbrozadores de caminos y, por supuesto, guerreros. Estos últimos fueron incorporados a las fuerzas hispanas como secciones semiautónomas: cada sección tenía su propio capitán y estandarte representando a su comunidad o barrio de origen, así como su propia organización interna.

El apoyo de los tlaxcaltecas creció en importancia tras el descalabro sufrido por Cortés y sus hombres en el episodio conocido como ?la noche triste?, tras el cual los españoles fueron acogidos en Tlaxcala, donde recibieron alimentos, ropa y pudieron reposar y reponerse del daño sufrido. Cuando Cortés decidió iniciar los preparativos para conquistar México, los tlaxcaltecas participaron activamente en la construcción de los bergantines y, una vez iniciada la campaña para dominar los señoríos que circundaban la auxilio recíproco o aseguramiento mutuo: el señor se compromete a mantener y proteger al vasallo, mientras que el vasallo ofrece al señor ?auxilio y consejo?, es decir, asistencia militar y apoyo político, contrayendo el deber de hacer guerra y paz con su nuevo señor.
Oudjik y Restall han insistido en el hecho de que la explicación ?tradicional? de la historiografía, que señala que la participación de los tlaxcaltecas en la campaña para someter a los mexicas se debió a su deseo de ser libres de la dominación mexica tanto tributaria como militar no es suficiente para explicar la participación de los tlaxcaltecas ?y de numerosos pueblos indios? en las campañas siguientes. De acuerdo con los autores, los guerreros indios, que se pensaban a sí mismos como aliados, esperaban ser recompensados con parte de la tierra, como ocurría antes de la conquista. Asimismo, los indios habrían buscado aprovechar las campañas de conquista españolas para sus propios fines políticos y económicos: Oudjik y Restall, op. cit., pp. 54-56.

Así, dice Bernal que ?en un pueblo muy grande que estaba cabe a una laguna... pasaron muchos amigos mexicanos, y sin ser vistos, dan en el pueblo, el cual pueblo destruyeron, y hubo muy gran despojo y estrago en él; allí cargaron los amigos de todas las haciendas que los naturales tenían; y desque aquello vieron, todos los más pueblos comarcanos dende a
Los indios continuaron nutriendo las fuerzas hispanas en las campañas de conquista posteriores a 1521. Ante los ojos de los conquistadores se desplegaban amplios territorios pródigos en hombres y riquezas, y ante la escasez de soldados y armas, lo natural fue seguir empleando la fuerza de los guerreros indios, que además de ser abundantes aportaban su conocimiento de las tácticas guerreras de los enemigos, así como de los territorios por conquistar. Junto con los tlaxcaltecas, los pueblos recién sometidos del valle de México se convirtieron en la principal fuente que proveyó de guerreros indios a las huestes españolas.

La expedición de Cristóbal de Olid a Michoacán en 1522 llevaba, según Ixtlilxóchitl, más de cinco mil guerreros mexicanos encabezados por un texcocano. De igual modo, la primera empresa de conquista que comandó Pedro de Alvarado para someter a Guatemala contó con un número considerable de indios nahuas, procedentes de Tepeaca, Tlaxcala y Huejotzingo, que partieron de la ciudad de México a fines de 1523 con rumbo a Oaxaca. A esta fuerza se sumaron en febrero de 1524 numerosos zapotecos y mixtecos, así como nahuas de Xoconosco. Años más tarde, cuando Jorge de Alvarado asumió el poder en Guatemala, salió desde la ciudad de México llevando consigo cerca de cinco o seis mil indígenas guerreros y tamemes procedentes de diversos pueblos del centro de México: tlaxcaltecas, cholultecas, texcocanos, mexicas, tenochcas, otomíes y zapotecas. Estos indios ayudaron a someter a los kaqchiqueles, fundaron la capital española de Santiago en Almolonga, y restablecieron la abandonada villa de San Salvador.

Una vez pacificada la región, se establecieron en sus propios barrios en los alrededores de las nuevas villas.

De igual modo, en la campaña de conquista de la sierra alta de Oaxaca organizada en 1526 por Gaspar Pacheco y Diego Figueroa participaron cientos de guerreros y cargadores indios, la mayor parte de ellos de habla tzincas, y 600 nahuas de Tepeaca, se habrían reunido en Oaxaca con Alvarado, que contaba sólo con 200 soldados españoles.
De acuerdo con Matthew, cuando las fuerzas hispanas arribaron a Quetzaltenango en marzo de 1524 es posible que pudieran numerarse por miles, la mayor parte de ellos indios náhuatl; mientras que las empresas de conquista de Yucatán emprendidas por Francisco de Montejo y su hijo se nutrieron durante años con indios procedentes de sus encomiendas, particularmente de Azcapotzalco, Xochimilco, Texcoco y Huejotzingo.

Finalmente, en su entrada hacia las tierras occidentales, Nuño de Guzmán reclutó numerosos indios en Tlaxcala, Huejotzingo y la ciudad de México, si bien las fuentes al respecto difieren de forma considerable en cuanto al número de indios que el conquistador llevó consigo.
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Tomado de:
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/9/4226/11.pdf

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