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LOS ESPACIOS EXISTENCIALES. FILOSOFÍA MAZAHUA

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<br>LOS ESPACIOS EXISTENCIALES. FILOSOFÍA MAZAHUA
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FRANCISCO ANTONIO LEÓN CUERVO
Ojarasca, Periódico La Jornada.
18 mayo 2019.
Un antiguo mito cuenta que había una masa esférica, estable, infértil, flotando sola en el vacío, luego, dos serpientes la rodearon por la mitad y comenzaron a dar vueltas alrededor de ella, sin detenerse, comprimiéndola cada vez más, hasta que lograron dividirla. Fue así, como se formó el cielo y la tierra, y fueron esas dos serpientes, las energías causantes del origen de todo. Para honrar el comienzo de la creación, las mujeres mazahuas rodean su vientre con una faja, recordando a las serpientes sobre el punto exacto de la concepción.

Para entender la filosofía mazahua, es necesario reconocer por lo menos tres etapas de la misma: la filosofía mazahua mesoamericana, la filosofía mazahua colonial y la filosofía mazahua contemporánea. En este caso, abordaremos únicamente la filosofía mazahua mesoamericana, que no es otra más que la filosofía mesoamericana otomiana del Altiplano Central, por supuesto con sus propias particularidades, pero para hallar dichas particularidades es necesario reconstruirla a través de la tradición oral, pues es ella la que nos permite discernir el pensamiento ancestral. Sin embargo, reconstruir la filosofía desde la tradición oral es una tarea complicada, las deducciones que de ella podemos obtener resultarán ser sólo teorías que, si acaso, apenas se aproximen a la verdad, y dichas teorías seguramente estarán erradas.

La tradición oral mazahua tiene aproximaciones al mito, la leyenda y el cuento, de acuerdo a las características con que se suelen reconocer a estos géneros narrativos; sin embargo, la tradición oral desde la cual se puede reconstruir la filosofía mazahua mesoamericana es aquella que se aproxima al mito, es decir, la que describe un espacio y tiempo remoto e incierto, pues las narraciones que de éste derivan son las más antiguas que se pueden escuchar. La leyenda, por su parte, tiene características que sitúan su aparición durante la Colonia, mientras que el cuento se caracteriza por tener elementos de la narrativa europea posteriores a la Colonia.

El mito citado al principio es quizás el más antiguo respecto al origen de la vida que la tradición oral mazahua aún conserva; una particularidad de la tradición oral mazahua es que suele ser muy breve, por lo que en ella es difícil determinar la temporalidad y el espacio de los sucesos, lo cual vuelve más imprecisa la interpretación. El pensamiento otomiano se caracteriza por el amplio valor simbólico respecto a las serpientes. El mito nos cuenta de dos serpientes causantes del origen de dos espacios existenciales y, por ende, del inicio de la vida. Los espacios existenciales mazahuas se componen del supramundo A jens?e y del Mundo terrestre A jomú. La tabla muestra los espacios existenciales mazahuas junto con sus entes rectores o niveles según su posición desde la perspectiva visual cotidiana.

El supramundo A jens?e (arriba) es un espacio exclusivo de los cuerpos o fenómenos astrológicos, a él no pueden acceder de ninguna manera los muertos o seres terrenales. En él habitan ocho entes rectores, a éstos se les atribuye un cierto grado de divinidad, pero no son propiamente dioses; en la lengua mazahua no existía antes de la Colonia el concepto de ?dios?. Por supuesto que las entidades del supramundo tenían, como es lógico, ciertas atribuciones ?divinas? por ser esenciales en el proceso natural de la vida en la tierra, pero no había un culto como tal hacia ellos, por lo menos no se recuerda algo así en la tradición oral o en las prácticas culturales que aún se conservan. Es necesario aclarar que los apelativos, viejo sabio, padre, así como sus correspondientes femeninos, son únicamente una aproximación al significado de la palabra en el pensamiento mazahua, pues las palabras Ts?ita y Ts?ina tienen una carga afectiva y de supremacía en la lengua mazahua.

El mundo terrestre A jomú (abajo) es el espacio en el que habitamos los seres vivos en cualquiera de las etapas existenciales (vida y muerte). El mundo terrestre está compuesto a su vez por dos submundos: el submundo de los vivos A xoñijomú (sobre la tierra) y el submundo de los muertos A ni?i (abajo). El submundo de los muertos A ni?i está dividido en ocho niveles, los cuales representan el estrato del suelo terrestre, no es un lugar de tormento o un paraíso, simplemente es otro plano existencial, aunque tampoco hay muchas referencias sobre las características de éste en la tradición oral. Cuando alguien muere desciende por los niveles del mundo de los muertos, hasta llegar al gran río Tr?anrare, el cual, no puede cruzar él solo. Allí lo estará esperando uno de los perros que tuvo en vida, el muerto se sujetará de la cola y el perro lo arrastrará nadando hasta el lugar donde están los otros muertos, pero si el muerto no cuidó bien a la naturaleza y a su familia, entonces el perro no lo ayudará y, por lo tanto, no podrá volver a visitar a los vivos en día de muertos.

El submundo de los muertos tiene la peculiaridad de ser un lugar al que se puede acceder con la buena moral; ningún muerto puede cruzar el río solo, para hacerlo se tiene que contar con la ayuda de un perro; sólo así se puede llegar al lugar último nivel del submundo, que es el lugar desde el que partirán para visitar a los vivos el día de muertos. No obstante, si el muerto no fue una persona que protegiera a la naturaleza y a la comunidad, el perro no lo ayudará. Como se puede notar, existe una sentencia moral, los mazahuas mesoamericanos no creían en la reencarnación, pero sí en la necesidad de proteger el entorno natural y social. No existe una promesa de una vida mejor o peor después de la muerte, pero existe la condición de no volver a mirar a los seres queridos, así como tampoco la belleza de este mundo.

Es ésta la forma en que los mazahuas mesoamericanos concebían los espacios existenciales, como ya se ha mencionado, no había dioses como tal, por lo tanto no existía en ellos un concepto similar a la religión como lo conocemos en la actualidad. A los muertos se les suele esperar con la comida propia de la región; el concepto de ofrenda también es más reciente. Con esto, es posible suponer que los mazahuas mesoamericanos entendían el estado de muerte como un estado existencial similar al de los vivos, pues en la misma lengua tampoco existen los conceptos de alma o espíritu. Sin embargo, lejos de aclararse, surgen más incógnitas. ¿De dónde aparecieron las primeras dos serpientes? ¿Cuál era la atribución real de las entidades del supramundo? ¿Cómo concebían el estado de muerte? La tradición oral mazahua, por el hecho de estar fragmentada, deja muchas preguntas sin contestar; sean pues estas palabras una invitación a seguir indagando sobre la filosofía de nuestros pueblos originarios.

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